miércoles, 17 de diciembre de 2008

HOMENAJE.



 
Cuando esta mañana me desperté muy temprano para ir al trabajo, me vino la frase inicial de un cuento que leí cuando joven. Decía así: “Cuando se despertó, el dinosaurio ya no estaba allí”. Lamentablemente no pude recordar nada más.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Hace poco leí una de las mejores versiones del micro de Monterroso que creo haber leído hasta ahora. Era algo así como "Cuando regresó, el funcionario aún no había llegado" y se llamaba "Desayuno".

Un saludín...

Y deséame suerte, Porquero, maána tengo mi primer examen del curso!!!

Jaime Noguera dijo...

Esa frase es un micro (casi diría nano) relato obra del mexicano chingón Augusto Monterroso.

Fue onsiderada (la frase) como el relato más breve de la literatura universal durante muchos años, hasta la aparición de "El emigrante" de Luis Felipe Lomelí (¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!)

El Porquero de Agamenón dijo...

Señorita Farrah, señorito Noguera:
I.Muchísimas gracias por sus cultas informaciones. No sabía yo que el cuento de Monterroso acabara así.
II- Le deseo, señorita, mucha suerte en su primer examen.

Tordon dijo...

Y ya que hoy va de "literatura menguante" le refresco, querido porquero , aquella célebre anécdota sobre el laconismo:
Cuentan que Víctor Hugo,( en una época en la que estaba muy atareado), tenía verdadero interés en conocer como iban las ventas de su obra “Los miserables”.Escribió una carta a la editorial cuyo sucinto texto era: “ ? ”
El editor, previsiblemente muy ocupado, le devolvió la misiva con esta escueta contestación: “ ! ”

Salu2 desde Ovetus
PD: Para el jamón de este año, confío en su buen hacer.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimado señor Tordon Lorz:
I-¡Tu quoque, filius mei! Bienvenido sea usted también al coro de cultísimos amigos que me excitan con sus citas.
II- La suya es magnífica. En general sus citas son excelentes. Alguien que, sin pestañear, es capaz de citar al señor Clarasó debe ser un tipo muy culto o disponer de un voluminoso libro de citas o las dos cosas al mismo tiempo.
III- Pregunta retórica. A tenor del pupurrí tan escogido de citas con que me incita e ilustra ¿No será realmente usted un profesor que disfraza su importante profesión con el eufemismo de Técnico de Ayuda a la Alimentación donde, diciendo la verdad de modo incompleto, no es éticamente reprobable puesto que no miente sino que más bien corta la información íntegra que vendría integrada en la agregación omitida del adjetivo taxonómico “cultural” y así quedaría su verdadera profesión cobijada en el sintagma nominal completo y verdadero del todo que sería “Técnico de Ayuda a la Alimentación (Cultural) y más teniendo en cuenta, ahora que me acuerdo, que usted dice de sí mismo que es un impostor?
IV- Otra pregunta retórica.¿No es quizás la profesión de profesor la que con mayor abundancia profesa profusión de citas que, avaladas por el sacrosanto principio de autoridad, da lustre de verdad meridiana a las explicaciones subjetivas del maestro, de tal manera que el alumnado no pueda disentir de lo dicho por el profesor puesto que este se refugia en la objetividad de contundentes frases emitidas por los rotundos cerebros de literatos conocidos, filósofos bienpensantes, científicos avanzados y demás gente que, una vez muerta y dejada de leer, sólo queda de ella a manera de fósiles, excelentes citas con las que deslumbrar a ignaros alumnos?
V-Del jamón no se preocupe. Ya me cuidaré yo de que, dada la distancia que felizmente nos separa y une, reciba usted algún atisbo de él, que ahora estoy yo muy ocupado, en cuanto al cochino se refiere, por los rigores navideños.
VI-Mucha salud y disposición para el jamón a usted, a su señora, y a su numerosa prole.
El porquero de Agamenón.

Tordon dijo...

Nada existe nada más pedante que la auto-cita, pero le recuerdo, mi querido amigo, que en respuesta a sus cultas referencias, fui yo,- en un mensaje pretérito- quien hizo hincapié en la devaluación actual de las “erudiciones” escritas ¡Y ahora es Vd. el que se hace pasar por escéptico en el asunto de las citas! Sin embargo, su cultísimo” ¡Tu quoque, filius mei!”, (citado por segunda vez en dos días), retumba de tal forma en sus escritos que quien no le conozca se verá obligado a pensar que hasta el mismo Julio César era de su familia.
Noel Clarasó fue un buen amigo de la mía y -en efecto- muchas de sus ingeniosas sentencias inundan mi biblioteca, pero también puede Vd. hallarlo en la mente de los que piensan que la ironía es el mal menor que ayuda a sobrellevar nuestra cruda realidad. Pero como no soy rencoroso y poseo una gran cantidad de textos de ese tipo, mi idea es ir haciéndoselos llegar a cuentagotas. Eso sí, se las enviaré contra reembolso de sus jamones, que este año, con la crisis, constituyen el regalo más anhelado por mis prosaicos jugos digestivos.
Y nada más lejos de mi intención, mi querido porquero, que el deseo de excitarle: bastante agitación desprenden ya sus variopintos,- y pulcramente ordenados-, escritos. Y esos mismos escritos, -no crea-, añaden una nueva duda a mí atribulada existencia: ¿No será usted, además de profesor, crítico literario? Con todos los respetos, condiciones le sobran, mala uva no le falta, y se le nota a Vd. capaz de sobrellevar con alegría la disciplina severa que requieren estos menesteres .Y, aunque Vd. se muestra como una persona de orden (romano) y trata de minimizar los efectos colaterales de su obstinación clasificatoria, es mi deber informarle, que, el otro día, cuando estaba en el Alimerka, descubrí con horror que en vez de la lista de la compra había cogido, por equivocación, uno de sus tabulados comentarios.
En consecuencia, ese día solo me alimenté de su prosa.
Y eso, duele.
Otra habilidad que atesora, apreciado porquero, es la de tirarme de la lengua.
No quería yo sugerirlo para evitar equívocos, pero, ya que se empeña, tengo que reconocer que sí, que también yo soy profesor. Al menos, varias universidades del país por tal me tienen. Muchas conferencias, numerosos cursos y algunos libros (ya sabe, cosas menores) así lo atestiguan. Pero mi magisterio se limita única y exclusivamente a las “Técnicas de Ayudas a la Alimentación”, por tanto nada relacionado con “la cultura” ni “lo cultural”, entendiendo el vocablo como un cajón de sastre que encierra los asuntos relacionados con la literatura, la poesía o alguna de esas “actividades de vagos y maleantes”… (Lo decía Verlain, Príncipe de los Poetas,”36 sonetos” Ed. Hiperión, pág. 29, pero no se lo cito para no herir su susceptibilidad).
Y he de reconocer que ahí (aquí), entre las letras, mi cojera es evidente y he de suplir tamaña minusvalía con las muletas que gente como Vd., con su preclaro intelecto, tengan a bien proporcionarme. Por eso, siempre aceptaré gustoso su “Sacrosanto Principio de Autoridad Porcina” y, en estos casos, ante todo, aunque me pese, debe primar la obediencia ciega, sin reservas. Y si Vd. llegara a comprobar que me resisto o remoloneo,- sus atolondrados gorrinos lo saben de sobra -, la vara de avellano se erige como el recurso pedagógico por excelencia.
A mí,-que me encantan los puzles-, sus elaboradoras preguntas retóricas me llenan de fascinación y gozo. Después de los Sudokus, es lo más entretenido , que conozco, y estoy valorando la posibilidad de llevarme de vacaciones, alguno de sus alambicados comentarios para ocupar los tiempos muertos que inevitablemente surgen cuando uno no tiene mejor cosa que hacer que rascarse la barriga.

Felices fiestas para usted y su familia y mi más sentido pésame para sus puercos a los que supongo sumidos en una nostálgica amargura, recordando –compungidos- , el cercano San Martín.

PD: Y le ruego que no tenga en cuenta mis impertinencias y mis “salidas de madre”: Sabe, que en el fondo, y aún sin conocerle, le tengo en gran aprecio y soy un ferviente admirador suyo.

Tordon dijo...

Y, ahora que me fijo, veo que Farrah se despide con el típico diminutivo asturiano "saludín".
¿Será posible que también exportemos tamaña belleza a las regiones del Sur?

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísimo señor Tordon, maestro en citología y alimentación:
Acerca de la señorita Farrah y sus posesiones:
I-La señorita Farrah posee una multitud de nombres fuera de lo normal. Creo que unos cinco o seis.
II- El nombre por el que es conocida posee la característica curiosa de la vibración simple de la –R- y no múltiple según la norma castellana.
III- A pesar de la insolencia de su juventud, la señorita Farrah posee asimismo una belleza antigua como lo acredita la rotundidad de sus curvas y la delicadeza de su rostro. (Los dioses me colmaron con sus bienes cuando, no hace mucho, se me fue concedido el don de verla en carne y hueso. (Es usted extremadamente intuitivo).
IV-La señorita Farrah posee una sensibilidad exquisita que derrama generosamente en la poesía y en la fotografía como lo atestigua su blog, (el blog de una cronopia) al que le invito urgentemente a visitar por si necesita de vez en cuando descansar en la belleza.
V-Ni que decir tiene que la señorita Farrah posee altos estudios literarios y lingüísticos, además de uno de los premios más importantes de poesía de Andalucía. (Lo cual no es moco de pavo, habida cuenta de lo que por aquí se estila, Lorca, Alberti, Cernuda etc.).
VI-La señorita Farrah posee asimismo un sutil sentido del humor.

Acerca de la vara de avellano:
I-Nada que provenga de usted podrá ocasionarme enojo, reconcomio, hastío, tedio, envidia o cualquier sentimiento negativo que afecte en lo más mínimo a mi alma zen.
II- Es usted una fuente inagotable de placer. Mi alma salta de alborozo cuando lee algún escrito suyo. Sin que sirva de precedente, hic et nunc, le paso a enjaretar una cita latina de un familiar mío cuando estaba a las puertas de la muerte: animula vagula, blandula,/hospes comesque corporis/… “Mi alma tierna y flotante, huésped de honor de mi cuerpo…”
Usted es invitado de honor en mis juegos como magíster ludi.
III- Porque ¡Vuelve usted a dar en el blanco sin saberlo! ¡Efectivamente, yo estoy emparentado no con el belicoso Julio sino con el exquisito y excelso Adriano! ¡Ambos, siendo latinos en origen, nos reclamamos griegos!
V-Soy un clásico, amigo mío. Sólo desde el orden y la disciplina puedo promover el caos que agita y remueve. Para los griegos el caos forma parte de la armonía y para los chinos, cuya cultura pude saborear muy de cerca, la disciplina es el agua que a todo se adapta.
VI-Por eso querido amigo, puedo ser varius, multiplex, multiformis. Puedo ser un profesor o un porquero o un hermeneuta o un jugador avezado de ping-pon. (Últimamente me siento muy cómodo como hermeneuta y gramático. Ya veremos cuánto me dura)
VII-Espero que me dure lo suficiente hasta completar la tarea que tengo con usted.
VIII-Porque usted, querido amigo, es un elegido.
IX-Tras rastrear inútilmente por la red de redes y comprobar la estulticia en general y la cantidad industrial de lugares comunes y tonterías que el personal es capaz de escribir, recalé en usted y no me he equivocado.
X-Es mi intención sacar de usted lo mejor de sí mismo para que produzca buena literatura.
XI-Es mi intención sacarlo a usted de los lugares comunes y los temas trillados y manidos como ése de la navidad y cosas por el estilo donde usted se pierde irremediablemente.( Habrá observado que he mantenido un discretísimo silencio en su blog en el momento en que ha empezado a desbarrar por los topicazos, las buenas intenciones y las respetables opiniones. No es mi intención romperle a usted los huevos en su propia casa entrando en un debate que me importa un carajo. Le he respetado amigo mío y le seguiré respetando.)
XII-Porque resulta evidente y palmario que usted, su literatura y su pensamiento mejoran muchísimo cuando le meten caña, cuando no le ríen las gracias. Está usted dotado, créame. Posee una fina ironía y una mala leche que me son muy familiares.
XIII-Al mismo tiempo escribe con parquedad, ¿Ha reparado, amigo mío, la justeza de su adjetivación cuando se cabrea y entra a por uvas? ¿Se ha percatado de que, cuando habla conmigo, adquiere una agudeza en el concepto que pierde en los barroquismos navideños?
XIV-Creo que por hoy es suficiente. Mis cerdos me reclaman.(hay un jamón para usted cuando se lo merezca). Le deseo fervientemente y de corazón una feliz navidad para usted y los suyos.
XV-También deseo que pase cuanto antes este tiempo tan fofo para que no se me pierda demasiado por los polvorones mentales ni los ternurismos postales. Me despido de usted durante un lapso de tiempo. Vale. El porquero de Agamenón.