miércoles, 31 de agosto de 2011

POLIEDROS.


En el sentido de la geometría clásica, el poliedro es un cuerpo geométrico cuyas caras son planas, que no volubles, y encierran un volumen finito que alberga un alma que odia el aburrimiento.
El alma, en el sentido de la geometría clásica, no existe. Es tan sólo una acumulación de vacío encerrado en un poliedro. Mientras más caras tenga el poliedro, más cómoda se sentirá el alma pues más posibilidades tendrá el vacio de ser representado.

lunes, 29 de agosto de 2011

CONSTITUCIÓN.


Reforma de la Sagrada Constitución para poner un límite al déficit público+ Reforma de la Constitución Sacra para poner un límite al déficit privado+ Reforma constitucional para poner un sagrario-límite a los excesivos beneficios empresariales, (los más altos de la UE 15),+ Reforma constitutiva y sacramentada para imponer un límite al paro, (en caso de sobrepasar el límite, despido fulminante de políticos y empresarios)+…
Firmado: el porquero de Agamenón, despócrata ilustrado.

viernes, 26 de agosto de 2011

MODA.


Ellas, cada vez más exhibicionistas, (pantalones muy cortos y ajustados, zapatos de tacón alto, generosísimos escotes…). Nada que objetar. Mi deseo aumenta.
Ellos, cada vez más aniñados, (chanclas, pantalones bermudas, pantalones de pescador, camisetas con su jugador favorito…). Nada que objetar. La competencia disminuye.

miércoles, 24 de agosto de 2011

CERTIDUDA.


Frontera sutil entre la certeza y la duda. Engañarse es convertir una duda consistente en certeza admisible o hacer de una certeza absoluta una duda razonable.

lunes, 22 de agosto de 2011

VACACIONES EN EL MAR III. EL NO VIAJE A LONDRES.


Una semana antes de iniciar el crucero, mi mujer recibió de un alumno la oferta de pasar dieciséis días de agosto en Londres. Ni un día más ni un día menos. En primer lugar, el lugar se hallaba en Londres por aproximación. Concretamente distaba cinco minutos en coche del aeropuerto de Gatwick. Según la información del alumno, alquilar un coche era poco menos que imprescindible ya que el sitio estaba muy mal comunicado. O sea que, si queríamos ir a la capital, deberíamos alquilar uno, aparcar en Gatwick, que es algo equivalente a dar la entrada de un piso, y pagar tres carísimos billetes en un tren que nos llevarían a la estación Victoria y, una vez allí, visitar museos y pubs en compañía de cientos de miles de turistas españoles hablando a voces un inglés horrible.
(Resulta evidente que si voy a los alrededores de Londres es para visitar Londres y no para dar vueltas y revueltas por la campiña inglesa tamizada por la lluvia fina. Un día de bucolismo británico me parece suficiente).
Otro problema añadido era que el alojamiento obedecía al nombre de granja-escuela. La regentaba una pareja inglesa amiga del alumno que enseñaba inglés a niños. Nunca me han gustado las granjas ni los granjeros ni los animales que las habitan y menos cuando hablan como en la aburridísima “Animal Farm” de Orwell o en esas americanadas con niño cursi y perro listo. Porque ese era el quid de la cuestión. Si nos dejaban vivir by the face en la granja durante dieciséis días exactos era porque debíamos cuidar a un perro enorme mientras la pareja granjera se iba de vacaciones. Lo del perro enorme era una suposición mía. Afortunadamente no hubo lugar para comprobarlo porque, tras conocer los detalles del ofrecimiento, mi mujer y yo nos pusimos a cavilar por separado y llegamos a la conclusión de que posiblemente se trataba de un regalo envenenado.
De todas formas dudo mucho que el perro de una granja perdida en medio de la lluvia fina de la campiña inglesa sea pequeño. De serlo, la pareja granjera se lo hubiera llevado con ella a no ser que hiciera un viaje donde no se admiten perros, un crucero por las islas griegas, o viajara a un lugar lejanísimo, el Punjab, por ejemplo, donde los nativos tienen la sanísima costumbre de comerse a los perros.
O sea, que nos ofrecían una sospechosísima estancia gratis en un lugar perdido para hacerle el favor a una pareja anglogranjera que no quería llevar al perro enorme a una guardería, bien porque no había guardería canina a varias millas a la redonda, bien porque, de haberla, eran unos rácanos, (seguro que su casa estaría llena de sillas desvencijadas y muebles carcomidos), o bien porque el perro era un impresentable, un asesino en potencia y no lo admitían en ninguna guardería canina o infantil.
O era un bendito, un manso de espíritu, que también podía ser, y los impresentables eran los dueños que se llevaban fatal con sus diseminados vecinos por lo que habrían acudido urgentemente a su amigo español para que reclutara a una pareja de incautos españoles ansiosa de mejorar su inglés. (No tendría nada de particular que hubieran cerrado a cal y canto su habitación de matrimonio para hacernos dormir en una oscura habitación llena de literas y yo no tendría más remedio que dormir en el sofá de abajo y compartirlo con el pobre perro aquejado de un fuerte síndrome de abandono).
Pues por ese lado lo tenían bastante crudo. Mi mujer tiene un inglés de colegio pijo de la costa y yo un inglés obrero de mucho pub y mucho DVD. No necesitamos irnos a Inglaterra para practicar una lengua que usamos en nuestro trato diario con ingleses de larga duración que hablan el mismo español que el cocinero de un bufé chino.
Por otra parte ni el alumno de mi mujer ni la pareja inglesa amiga del alumno de mi mujer sabían que yo había estado la última vez en Londres en agosto y que fue precisamente en el museo británico, rodeado de momias egipcias yacentes y momias turísticas ambulantes, cuando me juré a mí mismo no viajar jamás en verano al sur ni a ninguna otra parte…

viernes, 19 de agosto de 2011

DUCHAMP.


Execrable sujeto a partir del cual cualquiera podía descubrir la pólvora y cosiderarse artista. Bastaba confundir la ocurrencia con el talento.
(Devoted to miss Aquímequedaré)

miércoles, 17 de agosto de 2011

PÓLVORA.



Inventada en China en el siglo IX aproximadamente, varios siglos después es diariamente descubierta por muchos artistas para sus fuegos artificiales.

lunes, 15 de agosto de 2011

VADEMECUM.


No vivir como eterno lo que siempre será efímero.

viernes, 12 de agosto de 2011

MEDICINAS.


Axioma diariamente demostrable: Los mercados ejercen la violencia sobre los estados que violentan a sus ciudadanos para que éstos pacífica y educadamente muestren su disconformidad dentro de los cauces democráticos que se saltan una y otra vez los estados en connivencia con los mercados…
Conclusión: Y todavía tienen la desfachatez de decirnos que la violencia no conduce a ninguna parte y que es contraproducente.
Solución: O los mercados en connivencia con los estados se aplican la medicina que nos aplican a nosotros o nosotros les aplicaremos su propia medicina.
Medicina. Intervención directa y violenta de una sustancia exterior a nuestro organismo que tiene la virtud de curarnos. Por ejemplo, los antibióticos.

miércoles, 10 de agosto de 2011

CONFUSIÓN.


Fenómeno social profundamente arraigado y extendido que se basa en no saber distinguir lo público, lo privado y lo íntimo.
Solución: Aplicar de manera contundente y contumaz una metáfora de andar por casa. La fachada de la casa sería lo público, el salón de estar, lo privado y lo íntimo, el cuarto de baño.
Ejemplo: A nadie se le ocurre instalar un váter en el salón…etc.…etc.…etc.….

lunes, 8 de agosto de 2011

DE PAR EN PAR.


La belleza habita en el ojo que mira.

viernes, 5 de agosto de 2011

CON. UN PAR


Esta mañana he ido a un cajero del banco que guarda mi dinero para su bien. El cajero estaba ocupado por un señor lento con gorrita, bermudas y mocasines. Todo un atentado contra la lujuria. Su lentitud me ha hecho refugiarme en una raquítica sombra en medio de un sol inclemente. La raquítica sombra me ha permitido tener una visión panorámica del cajero y de la entrada al banco. Entonces ha sucedido con una cotidianidad pasmosa. Llega una chica joven que, al disponerse a entrar, ve a una pareja, también joven, que se acerca, él delante y ella detrás. La chica abre la puerta y les da paso. Y pasan, vaya que si pasan. Él, primero, ¡con un par!, su novia detrás, y la chica educada, como corresponde, en último lugar.

miércoles, 3 de agosto de 2011

VACACIONES EN EL MAR II. EL ORDEN DEL MUNDO.


Si algún publicista me pidiera una imagen que reflejara el orden del mundo, no tengo la menor duda de que sería un mantel a cuadros blancos y rojos que, a modo de ajedrez, contuviera a cada parroquiano, a cada camarero en su escaque correspondiente oficiando su oficio y dispuestos todos a luchar contra el caos de afuera donde doblas la esquina para desayunar en el bar de siempre y resulta que ha sido sustituido por una agencia de viajes en crucero o un wok.
No hay orden en el mundo si no hay un ritmo que empieza desde “el buenas tardes” que digo a los camareros y el “que aproveche” que digo a la parroquia cuando entro en el comedor y los veo tan serios, tan aplicados, con la cuchara del primer plato o el tenedor del segundo como si fueran escolares para la fotografía de fin de curso.
Me sentaré en la mesa del fondo para que las noticias catastróficas del televisor me lleguen amortiguadas. Posiblemente me serviré una copa de vino de la botella dispuesta en la mesa como si fuera un faro. Es entones cuando vendrá hacia mí la mesonera con la concha de aceitunas machacadas y una sonrisa que es un anuncio de la comida guisada sin prisas por su madre.
Yo elegiré el primer plato al que añadiré un tiempo de duda innecesario porque me gusta el olor que despide su cuerpo y que amplío adrede con la elección equivocada del segundo porque también me gusta que me corrija y me recomiende lo que ella misma va a comer o ha comido.
Tomará nota mentalmente o con lápiz y papel, según. El tiempo de espera lo aprovecharé para prestar un poco de atención a los noticias de fútbol. Acabado el plato primero, vendrá con el segundo y yo la requebraré un poco para que haga un aspaviento muy teatral indicador de que su marido nos está vigilando. Es posible también que entre el primero y el segundo se produzca un agradable vacío que emplearé en darle pequeños sorbos a mi copa de vino mientras me enfrasco en mis pensamientos con la música de fondo de las noticias catastróficas del telediario…
La silla en la que ahora me siento es un ancla que me fija al teclado desde donde escribo. Es una silla que una vez acompañó a una mesa redonda de mármol en un bar donde a menudo la vestían con un mantel a cuadros. La mesa de mármol está en el salón separada definitivamente de la silla. Sin embargo la silla de madera con respaldo curvo y la mesa redonda de mármol constituyen un orden interno que me recuerda al orden que separadamente constituimos mi mujer y yo o mi hijo y yo.
Mi hijo se acaba de levantar bien avanzada la mañana del verano porque se puede permitir el lujo de dormir mucho. Mi hijo acaba de venir de un crucero con su madre donde se ha aficionado al ajedrez. Hizo amistad con un chaval que es campeón de su provincia. Esta mañana me ha pedido permiso para usar su ordenador y jugar al ajedrez. Yo le he dicho que sí. Poco después suena el teléfono. Mi mujer me dice que no ha hecho la compra porque el supermercado estaba atestado de gente y no le ha apetecido entrar, que si podemos comer fuera. También le digo que sí y me habla de un bufé chino que está muy bien.
En un bufé chino, la catástrofe está asegurada de antemano y se hace presente nada más entrar. Sabes lo que vas a pagar pero nunca lo que vas a comer, en el caso muy improbable de que se llame comer a levantarse continuamente de la mesa para saciar la angustia insaciable de la comida abierta a precio cerrado. Por mucho que intente controlarme, no puedo eliminar la desazón que experimento al tener que rentabilizar lo pagado. Es una desazón esencial.
Todo el mundo come más de lo que comería, haciendo colas para cada plato con la duda añadida de que, a lo peor, cuando llegues, se han acabado las ranas congeladas o el grasiento pato a la pequinesa y debes volver a la mesa con otro comistrajo diferente. Te sientas dispuesto a investigar cuál será la textura y el sabor de lo que te acabas de servir para compartir tu descubrimiento con tu familia cuando ésta se levanta al unísono y te quedas solo de soledad oriental mientras a tu lado zumban como balas otros comensales que van disparados hacia el bufé a disputarse la cuchara de servir la ensalada ambigua o las pinzas de los filetes de pollo que llevarán a la plancha- altar donde serán inmolados por un cocinero chino que no entenderá una papa de español.
Vuelvo a la mesa donde me siento circunstancialmente acompañado y les digo que nunca más. Mi mujer y mi hijo intentan consolarme con una sonrisa benevolente que significa: “Tampoco es para tanto, total por una vez”. Y tienen razón. Sobre todo porque tienen más tiempo. Pero yo no. De pronto me he dado cuenta de que me estoy haciendo viejo y necesito un orden como el mantel a cuadros blancos y rojos que me devuelva el mundo del que una vez zarpé.

lunes, 1 de agosto de 2011

RUPTURA


Mientras compartían las pocas rutinas que les quedaban, cada uno se decía: “Me separo de ti más que ayer pero menos que mañana”.