viernes, 5 de agosto de 2011

CON. UN PAR


Esta mañana he ido a un cajero del banco que guarda mi dinero para su bien. El cajero estaba ocupado por un señor lento con gorrita, bermudas y mocasines. Todo un atentado contra la lujuria. Su lentitud me ha hecho refugiarme en una raquítica sombra en medio de un sol inclemente. La raquítica sombra me ha permitido tener una visión panorámica del cajero y de la entrada al banco. Entonces ha sucedido con una cotidianidad pasmosa. Llega una chica joven que, al disponerse a entrar, ve a una pareja, también joven, que se acerca, él delante y ella detrás. La chica abre la puerta y les da paso. Y pasan, vaya que si pasan. Él, primero, ¡con un par!, su novia detrás, y la chica educada, como corresponde, en último lugar.

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