viernes, 30 de abril de 2010

ARQUÍLOCO EL TORTUGA.ACTOR.


Conforme lo iba conociendo, más me sorprendía su extraordinaria habilidad para pasar de la expresión alambicada al exabrupto canalla. Así era Arquíloco. “Esa es nuestra condición. Capaces de subir al Olimpo y beber con los dioses su dulce ambrosía y, en un plis plas, encadenar una sarta de obscenidades que harían palidecer de vergüenza a la mismísima Gorgona. Somos enemigos de solemnidades y protocolos. Por eso, lo que menos soporto es a esos colegas divinos, afectados de hiperplasia artística que van oliendo mierda con la nariz. Se creen que, porque hayan interpretado al mismísimo Zeus en Epidauro, forman parte de su parentela. ¡Pero si además, los dioses no existen! ¡Esto es un oficio, coño!”



No tenía el más mínimo miramiento para esas “locazas” que se llenaban la boca con la palabra arte. “La esencia de nuestro oficio es que está hecho de tiempo. No podemos competir con él como lo hace Fidias y tantos otros cuyas estatuas prolongarán su sombra hacia el futuro. Ni tan siquiera podemos rivalizar con el alfarero anónimo que ahora está modelando su crátera. Seguro que esa crátera perdurará mucho más destilando resina en banquetes y orgías que sonidos que derramemos los histriones en los oídos de los espectadores. Es posible que las palabras perduren en tablillas y papiros, pero no son nuestras. Lo nuestro son los ecos de las palabras y los gestos que compusimos al pronunciarlas. Es decir, polvo. Una actuación jamás podrá competir con un poema, una escultura o una crátera. Ni falta que hace. Nuestros gestos se disuelven en el éter y nuestras palabras van a parar al vacío. Formamos parte del tiempo porque vamos a su misma velocidad. En compensación, el tiempo nos premia con su fruta más jugosa; la instantaneidad del aplauso, alguna moneda, algún trago gratis o, como mucho, un cuerpo amable. ¿Qué más se puede pedir? Y vámonos de aquí, que me voy a poner más pesado que el filósofo preguntón.”



miércoles, 28 de abril de 2010

EL ESTILO

Hay una sutil diferencia entre tener un estilo y hacer siempre la misma película, pintar el mismo cuadro o escribir el mismo libro.

lunes, 26 de abril de 2010

CONFUSIÓN.


No se debería confundir espiritualidad y religión. Por mucho que interesadamente quieran hacer sinónimas a estas dos palabras, no lo son en absoluto. La religión es una forma particular de la espiritualidad y no su cima más alta. Demasiado a menudo, cuando la religión carece de piedad, se convierte en lo contrario de la espiritualidad.


viernes, 23 de abril de 2010

ARTE DE NAVEGAR.


Quisiera navegar serenamente por la duda.

miércoles, 21 de abril de 2010

MUNDO DE LA COPLA.(GRAMÁTICA DEL CUERPO).



El mundo de la copla es el mundo metafórico por excelencia. Nada es lo que parece. En el mundo de la copla asistimos a la transustanciación de los cuerpos mediante el exceso y la hipérbole. Los cuerpos de calle se travisten de faralaes, batas de cola, peinetas y talles morenos como juncos que se descoyuntan en amores imposibles y pasiones desatadas. Son cuerpos nacidos para el sufrimiento y el gozo, para la renuncia y la entrega en una orgía de cuchillos fálicos y lágrimas a granel. No hay término medio. La virtud aristotélica es una loca que grita por las esquinas y la gramática estalla en mil pedazos contra el cuerpo de la gran hembra, la Archihembra, venerada por todo el mariconerío que la trasmuta en Madre Primordial de anchas caderas y pechos voluminosos. La hembra folklórica es una hembra que, viniendo de las cuevas del pleistoceno, hace su paseíllo triunfal por una historia llena de bandidos justicieros y marineros rubios como la cerveza para desposarse con el Gran Macho. La cueva del pleistoceno no sólo es una metáfora prehistórica sino que también hace alusión al inconsciente del macho que busca una hembra fatal que lo devore y al inconsciente de la hembra que, a través de la bata de cola, sublima la frigidez.



En la historia de una gran folklórica hay un momento supremo en que, ante los ojos de Dios y del pueblo que la adora, adquiere el estatus de Reina Madre, Acogedora Bahía y Sufridora Perpetua al mismo tiempo. Esta triada de sintagmas nominales tremendos y mayúsculos entronca directamente con los sintagmas marianos de Inmaculada Concepción, Maternidad de la Virgen y Virgen y Madre que son igual de tremendos porque, siendo también tres como la santísima trinidad, escapan por completo a la lógica de la propagación de la especie y, por ende, a la historia de la humanidad. Si los tres primeros sintagmas folklóricos sólo pueden ser entendidos a la luz del desgarro y el despecho, la única manera de aprehender los sintagmas marianos es por su relación directa con la divinidad. No en balde la Virgen fue madre inmaculada de Dios. De esa radical ruptura del sentido y la lógica nace el sintagma enfático-popular ¡La virgen! Mediante el cual se alude a una desmesura, una gran sorpresa o una cosa

fuera de lo normal....



lunes, 19 de abril de 2010

EDUCACIÓN EN VALORES.


Redundancia innecesaria. Remitirse al viejo refrán: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.

viernes, 16 de abril de 2010

MEMORIA HISTÓRICA.

¿En qué momento de nuestra gloriosa y modélica transición la izquierda dejó de ser razonablemente cauta para ser directamente culpable?

miércoles, 14 de abril de 2010

OBSCENIDAD.

Lo fundamental en la obscenidad es la mostración de algo que socialmente no está bien visto que se muestre. Algo así como si las cañerías de una casa fueran visibles y transparentes para que viéramos fluir la mierda o como si colocáramos el váter en medio del salón para que cualquier persona pudiera defecar mientras los demás comen.

De hecho, antiguamente al váter se le llamaba retrete, que viene de lugar retirado, o también excusado porque, en la antigua educación, cuando una señora estaba tranquilamente merendando en el salón con sus amigas y tenía alguna necesidad urgente, se levantaba de la mesa diciendo excusadme o con perdón y se iba rauda y pizpireta al baño. Lo que hiciera en el baño era sólo de su incumbencia y a ella sólo pertenecía. Hay actividades que deben hacerse en privado y no en público. Claro que si no se hiciera público lo que debería ser privado, la palabra obscenidad no existiría. Y la televisión tampoco. De lo que se deduce que la televisión, hoy en día, es un váter atascado en medio del salón con una señora defecando tranquilamente mientras sus amigas toman el té y hablan de sus cosas.

lunes, 12 de abril de 2010

TEDIO.

Una palabra al día bastará para salvarme.

viernes, 9 de abril de 2010

LENGUAJE Y MASA.

Alguien dijo que la humanidad es un invento de la bomba nuclear y las masas un invento de la metralleta. Es posible. Yo la primera vez que oí masas fue formando parte del sintagma nominal La rebelión de las masas de Ortega y Gasset, un filósofo español de andar por casa que, al igual que el teológico Zubiri, se dedicaba a practicar filosofía de salón. Yo leí el libro en la época en que Ortega era ya un filósofo reconocido por el régimen. La rebelión de las masas fue un libro profético y visionario que nadie lee hoy por la sencilla razón de que estamos en plena dictadura de las masas que han dejado la rebelión atrás y se han travestido de Gran Hermano.
Por eso yo me distancio cada vez más de lo multitudinario y me declaro en rebeldía cuando alguien, que no me conoce de nada, empieza a tutearme como si me conociera de toda la vida y más cuando se trata de una relación comercial. Entonces saco automáticamente la pistola y lo trato de usted y de señorita, señora o señor, según, y si el interfecto todavía no se da cuenta de que conmigo está desbarrando, le espeto la pregunta agraria de cuándo hemos comido juntos en la misma mesa para que me tutee por la cara. Y aquí es cuando caminan juntas dos palabras que nunca debieron separarse; cultura y cultivo
Suelen decirme, a modo de justificación, que hay mucha gente vieja que no le gusta que le llamen de usted porque se sienten mayores, lo cual es una de las estupideces más grandes producidas por las masas que se han creído la inmortalidad y la juventud eterna instauradas por el complejo mediático-publicitario. Por eso, en esta bitácora, me invisto de la excelencia aristocrática y hablo un lenguaje extremo que va de lo más delicado a lo más canalla, sin pasar nunca por la mediocridad democrática de lo masivamente correcto, que es la neolengua creada por los medios de comunicación a partir del eufemismo cursi de llamar a los viejos, mayores o tercera edad.El lenguaje de las masas es un lenguaje interclasista y posmoderno, es decir, reaccionario. De una derecha que no necesita tener sentido de la Historia ni del Estado porque Estado e Historia le han pertenecido desde siempre y mucho más desde que Luis XIV dijo nominalmente “el estado soy yo”. Mucho tiempo después la modélica izquierda formó parte de la modélica transición y aprendió a tener sentido de Estado que es como eufemísticamente se llama cuando la izquierda alcanza el poder para hacer política de derecha. Y ya tenemos a todos y a todas confundiendo sexo y género, metiéndonos la arroba hasta en la sopa y hablando el lenguaje tecnoburro de palabras muy gordas y muy largas que nada significan. Y ya tenemos a todas y a todos bailando al son de la solidaridad, lo multicultural, lo emergente y apuntándose como locos a los últimos sintagmas estrambóticos y estrafalarios que les otorguen el visado de la posmodernidad más imbécil y hortera.
¡La madre que los parió!

miércoles, 7 de abril de 2010

LA IZQUIERDA Y EL LENGUAJE.

La izquierda perdió definitivamente el tren de la historia y de la vergüenza cuando proclamó la alianza entre las fuerzas de la cultura y la clase obrera. En primer lugar porque fuerza es palabra totalitaria sinónimo de masa pero jamás de cultura y en segundo lugar porque el proletariado desapareció por completo del mapa político con la invención de la televisión y la hipoteca. No sabiendo llamar a las cosas por su nombre, la izquierda se puso gomina en el pensamiento y acabó hablando el lenguaje economicista de la derecha y de lo estúpidamente correcto. Por eso, aprovecho esta bitácora para lanzar a los cuatro vientos la única alianza posible que salvará al mundo de morir completamente idiotizado. Me refiero a la alianza entre la aristocracia del pensamiento, yo por ejemplo, y el campesino agrícola, los únicos que en medio de esta posmodernidad estúpida y hortera aún llamamos al pan, pan y al vino, vino.

lunes, 5 de abril de 2010

EL PORQUERO VUELVE DE LA FRANCE Y LARGA UN POCO.


Vuelto ya de los parises y de la Francia republicana y laica, retorno con mirada virgen de vírgenes dolientes y cristos sangrantes a mi querido país donde recibo calurosa acogida de imágenes religiosas y barroquizantes por parte del sur en donde vivo, pues ni aún regresando el sábado pude librarme de la iconografía religiosa cuando inocentemente abrí el diario digital local. Con la iglesia y sus curas pederastas hemos topado. En fin. Alguna cosa negativa tendrá que tener esta aproximación razonable al paraíso.


Dicho esto, agradecido le estoy a los interneses franceses de los hoteles donde alojé mi cuerpo pues en ninguno de ellos tuve que pagar estipendio alguno por colgar mi estilo sentencioso pues se estila que es un servicio más que ofrece el alojamiento y no ocasión para sangrar al cliente como ocurre en la interesada España donde más parece que el cliente es víctima propiciatoria para clavarle aduana por conexión cibernética que persona principal a la que habría que agasajar y favorecer haciéndole la estancia amena y agradable. Lo cual me parece tan fuera de lugar como si se me cobrara por enchufar la máquina afeitadora o el secapelos de mi mujer, que a mí poca falta me hace, o cualquier otro artilugio eléctrico indispensable en los tiempos actuales donde la comodidad tiene su asiento.






Y ahora que voy escribiendo, me voy dando cuenta de que mi estilo se encamina con naturales pasos hacia el cervantino modo y eso debe ser sin duda porque en mi inconsciente histórico tengo yo grabadas la más alta ocasión que vieron los siglos y los ojos de nuestro malhadado escritor amén de todas las correrías con las que nuestros gloriosos tercios asolaron Europa y de las que tomó buena cuenta Napoleón. Y esto debe ser porque mentiría si dijera que las conferencias, que sobre el cerdo impartí a los franchutes, pasaron desapercibidas o fueron acogidas con frialdad.


Que he triunfado en el vecino país, no cabe la menor duda. Conferencia que di, pica que clavé hasta lo más hondo pues, aunque el público aparentemente pareció no afectado por mis peregrinas afirmaciones y mis continuas provocaciones acerca del cerdo y la constitución de Europa, esto sólo era apariencia aparente ya que, después de cada charla, se produjeron con matemática precisión acalorados combates dialécticos de retórica alambicada y complejidad conceptual que por igual enriquecieron al conferenciante y a los conferenciados. Esto es así de palmario y notorio como me lo dijo por lo menudo una pareja de cochinos mejicanos, esposo y esposa, que fue gentilmente invitada por mis acogedores anfitriones.




Ella me lanzó, tras mi debú en los parises, un halago que todavía resuena dulcemente en mis oídos y allí se quedará hasta que los dioses dispongan de mi cuerpo que no de mi alma. Acercándose bien perfumadita del brazo de su marido, radiante de belleza azteca, me dijo: “¡Órale, don Licenciado Porquero de Agamenón! ¡Qué padre estuvo en la plática que nos acaba de dar! ¡Cuánto me tuve que reír con las cosas que relataba! ¡Es usted bien chistoso y divertido y qué sorpresa me causó cuando en el debate posterior lo oí manejarse con soltura en francés y en inglés! ¡Es usted un estuche de monerías!” como viniendo a significar que era una caja de sorpresas pero que diciéndolo con esa dulzura hispanoamericana de acento y maneras tendrá acomodo para siempre en mi memoria. Mi corazón ya les perteneció desde mi feliz estancia en el México D.F. adonde creo que me regresaré mas pronto que tarde lo mismo que a Londres a donde he sido informalmente invitado a pronunciar otro ciclo de conferencias sobre el cerdo. Queda todavía la confirmación oficial. A veces la vida tiene rachas agradables que hay que aprovechar, pues ya sabemos lo mudable y caprichosa que es la fortuna.


Ya sólo me queda decirles, queridos blogueros, con la discreción que me blasona que el advenimiento de la dama de alcurnia se produjo en la segunda conferencia y que tras ella tuvimos ocasión de departir largo y tendido en una muy agradable cena en un restaurante de alto copete y que tras la velada la dama fuese y no hubo nada…

viernes, 2 de abril de 2010

ARTE ACTUAL

Mucha ocurrencia y poco talento.