Autodefinición Informal. Con todo mi respeto, soy apolíticamente incorrecto. Mientras más viejo, más tierno me vuelvo y también más radical.
miércoles, 9 de mayo de 2012
PALMERAS.
viernes, 6 de abril de 2012
EL EXTRANJERO.
lunes, 3 de enero de 2011
LA GAMBA ALEGRE, EL PROFESOR LAWRENCE LAUGHTON Y YO.

“Llevo toda mi vida estudiando a los chinos y todavía no los entiendo”, me dijo el octogenario profesor Lawrence Laughton en un chiringuito de La gamba alegre mientras nos tostábamos al sol con unas cervezas bien frías. La gamba alegre es una plaza recoleta en pleno centro de Torremolinos. Bastante inaccesible, la rodean varios chiringuitos donde se come pescaito frito y un restaurante chino de confianza. Uno de los pocos, por no decir el único.
Al profesor Laughton le gusta especialmente esta plaza donde recala siempre que viene de las lluvias británicas de Oxford donde dirigió el Centro de Estudios Chinos. Mi querido profesor es una autoridad mundial en la materia.
A mí, particularmente, el mundo oriental me trae bastante al fresco. No participo yo de ese deslumbramiento que un número cada vez mayor de congéneres occidentales siente por los milenarismos amarillos. Japón me parece un buen proveedor de chorradas tecnológicas para jóvenes autistas y de China me bastan los chinos de todo a cien y sus horribles restaurantes para no tener ni la más mínima intención de gastarme una pasta en visitarla.
Lo mejor de China cabe en una sola línea; Confucio y Lao Tsé como cumbres del humor y el profesor Laughton y su traducción al inglés de la obra completa del emperador confuciano Qianlong de la dinastía manchú, 1711-1799. Dentro de su vastísima obra hay un opúsculo sobre actores “El castigo del emperador”. Llegó a mí de forma muy rocambolesca. Tanto me sedujo que durante un año estuve trabajando en su traducción que completé con un controvertido prólogo donde mostraba bien a las claras mi amor por Oriente y que tuvo la virtud de llamar la atención del profesor. Mi traducción todavía no ha visto la luz de la imprenta después de tres intentos pero sí me permitió el honor de cartearme electrónicamente con el profesor al que previamente, por una elemental cortesía y con todo el miedo del mundo, le había enviado mi traducción al español junto con mi “muy discutible prólogo”, según me hizo saber en el primer contacto.
La primera sorpresa fue cuando me invitó una semana a Oxford para hablar sobre “El castigo del emperador” con especial hincapié en la “hojarasca místico-vegetal” que yo había podado de su traducción inglesa y de cuya poda daba irónica cuenta en el prólogo. Debo decir que mi primer encuentro en territorio enemigo fue mucho más satisfactorio de lo que pensaba, pues temía que el profesor dedicara toda la semana a practicar conmigo la tortura china. No fue así. Apenas día y medio duró el amable acoso de preguntas y largos silencios para después disfrutar de unos paseos en coche muy agradables por Oxford y sus alrededores mientras conversábamos. Cultura en general, algo de política y mucho fútbol. “Los chinos lo copian todo, pero mal. Todavía están a años luz. Empezarán a estar a nuestra altura cuando jueguen bien al fútbol. Entonces Occidente deberá ponerse a temblar”, fue una de las pocas opiniones directas que me dio sobre China. Todo lo demás eran sonoras risotadas a costa de mi ignorancia, supongo, aunque él me decía que mi sentido del humor “no le era del todo extraño”, una manera muy oriental de decirme que tenía un sentido del humor bastante inglés.
La segunda sorpresa vino con la despedida en Gatwick, “Nos vemos en julio en la plaza de la gamba alegre, si no tiene inconveniente”. Debo decir que la coma que marca una ligera pausa entre las dos proposiciones es tan sólo simbólica pues el pobre profesor tuvo que esperar un tiempo larguísimo hasta que yo me recuperase del impacto de la proposición primera de la gamba alegre, plaza que conozco a la perfección desde que me vine a vivir a la costa. Tanto me impactó que se vio en la obligación de añadir “si no tiene inconveniente” a lo que respondí con un balbuceo, un intento de abrazo y una carrera atropellada en busca del chequin.
Ahora nos vemos una vez al año en Torremolinos donde tiene un pequeño apartamento desde los años sesenta, “Cuando Torremolinos era lo que era y no el cementerio de elefantes que es ahora, incluyéndome a mí y a mis muy gastados colmillos”.
Entre sorbo y sorbo a una cerveza bien fresquita que nos vamos tomando cada día sucesivamente en las terrazas que rodean a la plaza, seguimos hablando de cultura en general, casi nada de política y mucho de fútbol… Y entremedias largos silencios como moscas. Un día, a propósito de la atención flotante, una expresión feliz que había acuñado el profesor para traducir del chino la chinada “ser los ojos y los oídos del tigre cuando reposa al lado de un río”, yo le dije que en andaluz existe una expresión bastante aproximada, “papar moscas” que dio lugar a una curiosísima disertación de mi amigo acerca de las afinidades que él veía entre lo andaluz y lo oriental que remató con “Aquí tienes, sin ir más lejos, el nombre de la plaza donde estamos, la gamba alegre. Podría pasar perfectamente por ser un nombre chino. No deja de ser curioso que haya un restaurante chino rodeado de chiringuitos andaluces. Las casualidades no existen”
miércoles, 21 de abril de 2010
MUNDO DE LA COPLA.(GRAMÁTICA DEL CUERPO).

El mundo de la copla es el mundo metafórico por excelencia. Nada es lo que parece. En el mundo de la copla asistimos a la transustanciación de los cuerpos mediante el exceso y la hipérbole. Los cuerpos de calle se travisten de faralaes, batas de cola, peinetas y talles morenos como juncos que se descoyuntan en amores imposibles y pasiones desatadas. Son cuerpos nacidos para el sufrimiento y el gozo, para la renuncia y la entrega en una orgía de cuchillos fálicos y lágrimas a granel. No hay término medio. La virtud aristotélica es una loca que grita por las esquinas y la gramática estalla en mil pedazos contra el cuerpo de la gran hembra, la Archihembra, venerada por todo el mariconerío que la trasmuta en Madre Primordial de anchas caderas y pechos voluminosos. La hembra folklórica es una hembra que, viniendo de las cuevas del pleistoceno, hace su paseíllo triunfal por una historia llena de bandidos justicieros y marineros rubios como la cerveza para desposarse con el Gran Macho. La cueva del pleistoceno no sólo es una metáfora prehistórica sino que también hace alusión al inconsciente del macho que busca una hembra fatal que lo devore y al inconsciente de la hembra que, a través de la bata de cola, sublima la frigidez.

En la historia de una gran folklórica hay un momento supremo en que, ante los ojos de Dios y del pueblo que la adora, adquiere el estatus de Reina Madre, Acogedora Bahía y Sufridora Perpetua al mismo tiempo. Esta triada de sintagmas nominales tremendos y mayúsculos entronca directamente con los sintagmas marianos de Inmaculada Concepción, Maternidad de la Virgen y Virgen y Madre que son igual de tremendos porque, siendo también tres como la santísima trinidad, escapan por completo a la lógica de la propagación de la especie y, por ende, a la historia de la humanidad. Si los tres primeros sintagmas folklóricos sólo pueden ser entendidos a la luz del desgarro y el despecho, la única manera de aprehender los sintagmas marianos es por su relación directa con la divinidad. No en balde la Virgen fue madre inmaculada de Dios. De esa radical ruptura del sentido y la lógica nace el sintagma enfático-popular ¡La virgen! Mediante el cual se alude a una desmesura, una gran sorpresa o una cosa
fuera de lo normal....
lunes, 15 de marzo de 2010
SURREALISMO VIENE DE SUR.

Pulula por ahí una teoría francesa que dice que surrealismo significa lo que está más allá de la realidad y de los Pirineos, como diciendo descaradamente que el surrealismo nació en Francia. Mentira cochina de los franceses que no reconocen que Europa empieza en las columnas de Hércules ni tampoco soportan que el mundo entero conozca la palabra guerrilla que inventamos los españoles para darles de hostias hasta en el cielo de la boca. El surrealismo nació en Cai. (Antiguamente Cádiz en el lenguaje del imperio. Si los vascos nos imponen que digamos Iruña en vez de Pamplona, los gallegos A Coruña por La Coruña y los catalanes Lleida en vez de Lérida, puestos a ser surrealistas, empecemos a exigir que todo el mundo diga Cai, Graná, Huerva etc.).
Surrealismo significa Realidad del Sur. La primera metáfora surrealista nace en Cai en la época de la Guerra de la Independencia cuando perdimos el tren de Europa y mandamos a tomar por culo a los gabachos al grito monárquico de “vivan las caenas”. (El problema de los franchutes es que nos quisieron ilustrar a lo bestia. Una pena, porque nos hubiéramos ahorrado un montón de monarcas incompetentes, un siglo de pronunciamientos militares y el monocultivo zafio del ladrillo).
El surrealismo nació sin anestesia del coño soberano y constitucional de la hembra gaditana cuando cogía las bombas que tiraban los fanfarrones y con ellas se hacia tirabuzones. ¡En el coño! De hecho, muchos años después, otra hembra gaditana alumbró la metáfora definitiva del surrealismo cuando, al ser encuestada a propósito de las condiciones de vida del barrio humilde donde vivía, respondió que “había tanta humedad que, al ponerse a fregar el suelo con aljofifa y cubo, del mismísimo coño le salían flores”. Más adelante, la poesía oficial y ñoña acuñó las expresiones juegos florales y poeta floral sin saber su origen vaginal.
Por mucho Papa Negro, mucho vaticano parisino y muchos adoquines que levantaron los estudiantes franceses para encontrar el mar, hacía miles de años que el mar surrealista bañaba las costas de Cádiz. En las aguas yodadas de Chipiona, sumergí mi infancia. Lo cual significa que me hice poeta y coñólatra.
Cádiz, tan generosa con España y la humanidad, no sólo alumbró el surrealismo y los carnavales, (juegos florales surrealistas), sino que dio al mundo la Archihembra como hito del surrealismo cañí.
Del cielo de la casquería seudomítica de la Andalucía andalusí, autonómica y oficial, rescato yo para bajar a tierra y rendir un homenaje sincero a las almas surrealistas de las grandes hembras gaditanas que se hicieron carne bajo el nombre de Lola Flores Ruiz y Rocío Trinidad Mohedano. Con un talento descomunal y una voz prodigiosa bailaron y cantaron mientras tendían la ropa o recogían fruta en la profundidad del Sur. Surrealismo vine de Sur.
miércoles, 21 de octubre de 2009
SENTENCIA.

miércoles, 26 de agosto de 2009
domingo, 28 de junio de 2009
ABEJITAS MAYAS.


miércoles, 27 de mayo de 2009
lunes, 27 de abril de 2009
lunes, 6 de abril de 2009
miércoles, 11 de marzo de 2009
SURREALISMO VIENE DE SUR II

Son las dos de la tarde de un día de verano en un pueblo del interior. La plaza del Ayuntamiento, casi desierta, acoge en uno de sus costados a dos compadres que trasiegan un par de cañas a la sombra. Dentro suenan los Chunguitos y una máquina tragaperras. Los dos compadres, ni viejos ni jóvenes, hablan poco y se miran menos. Tienen la mirada perdida en algún punto de enfrente por donde viene un coche que acaba de entrar. Un ligero gesto en sus rostros delata una cierta extrañeza por la matrícula y el ocupante desorientado que conduce con el volante a la derecha. Bien entrado el coche en la plaza, los compadres acompañan su lenta desaparición con el volteo parsimonioso de sus sombreros de paja. Mientras tanto, uno de ellos, como saliendo de un sopor de siglos, dice: “¡Mira, un coche del revés!” y el otro, al quite, replica: “Será disléxico”.
miércoles, 18 de febrero de 2009
SURREALISMO VIENE DE SUR.

Cualquier lugar de Andalucía en una tarde de final de primavera. Son las seis y hace mucha calor. Sentado a la sombra, me protejo de un sol inclemente que da contra el portón cerrado de la iglesia de enfrente. En el centro, un cartel convoca a un triduo en honor de la Virgen. Bajando la cuesta de la estrecha calle, se aproxima un grupo de beatas enlutadas y silenciosas. Agolpadas ante la puerta, se abanican mientras leen la hora del ritual. Una de ellas coge la aldaba y golpea con fuerza varias veces. Nadie responde. Pasa el tiempo y las beatas se impacientan y murmuran. La vieja de la aldaba vuelve a golpear inútilmente. De pronto, movidas por un mismo resorte, las beatas se quitan los zapatos y blanden sus tacones negros contra el portón. El aire denso de la tarde se llena de un repiqueteo incesante. Por fin se oye un “ya va” junto al ruido del portón que se abre y deja ver a un viejo que recibe los improperios de las beatas que pasan hasta desaparecer en la oscuridad.