lunes, 15 de diciembre de 2008

LA PASIÓN DE GIBSON.


La sacralidad de la “Pasión de Cristo” no reside tanto en la historia de un Dios crucificado como en su lenguaje. Arameo y latín son lenguas muertas y herméticas, lenguas sagradas por secretas. Obsérvese la causal afinidad entre secretum y sacratum. Con el tiempo, arameo y latín han devenido en lenguas de los dioses y de sus intermediarios, los sacerdotes, encargados de traducir al pueblo el mensaje cifrado de la divinidad.

3 comentarios:

Tordon dijo...

Interesante entrada: Erudita en las formas, bella en lo literario y sobrecogedora en la iconografía.
Más el respeto me impide opinar sobre el fondo.
Y no quiero que nadie me acuse de haber disparado primero…

El Porquero de Agamenón dijo...

Señor Tordon:
I-Es usted muy amable.
II-Muchas gracias.

Tordon dijo...

I- No
II- hay
III- de
IV- qué