viernes, 10 de abril de 2009

CLASIFICACIÓN.

Toda taxonomía es taxidermia.

4 comentarios:

Argax dijo...

Los escritos de conocimientos relacionados con las ciencias sociales hablan de la necesidad del hombre de etiquetar las cosas, economía cognitiva lo llaman desde la psicología, para después, unas páginas más adelante lavarse las manos y olvidarse de la pequeña justificación que acaban de elevar a la categoría de ciencia.

Los entiendo a ellos, entiendo al que va por la calle encuadrando a la gente en su particular sistema de categorías, me entiendo a mi cuando ante una persona nueva reduzco lo incognoscible a dos o tres pinceladas que siempre se resumen en me cae bien o me cae mal.

Interesante debate, clásica discusión. Yo intento no ser perezoso y ataco el problema por dos flancos: intento renovar y ampliar en todo momento mis compartimientos estanco e intento sacar a los que allí están metidos a dar una vuelta para que me cuenten quienes son en realidad.

No siempre lo consigo.

Saludos.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimado señor Argax.
I-las categorías,las clasificaciones,los órdenes,los géneros y subgéneros nos son muy necesarios como ilusión de comprender el mundo desde la estructura del lenguaje.
II-No hay una realidad fuera del lenguaje.
III-Con esta brevísima entrada hago una llamada de atención al hecho de que las clasificaciones son hechos linguísticos concretos susceptibles de cambio continuo.
IV- las clasificaciones deben ser tomadas siempre como punto de partida y no de llegada como a menudo indefectiblemente hacemos.Desde Heraclito el oscuro sabemos que todo cambia,é pur si muove.
V-Usted ha dado en el clavo con la palabra perezoso.Con demasiada faciidad tendemos a creernos a nosotros mismos y a nuestros conocimientos.Desde ese momento,tenemos la ilusion de que conocemos el mundo,ilusión necesaria, pero también sabemos que es entonces cuando empezamos a morir.El pensamiento dialéctico creo que intenta salvar este espinoso problema.
VI-A veces me pregunto quë hubiera podido pensar Spinoza,dado lo que pensó en su época,acerca de la religión o que pensarán dentro de 100 años de nuestras certezas.¿Cuántas quedarán?
Muchísimas gracias por su inteligente comentario señor Argax.Afectuosamente el POrquero.

Tordon dijo...

Mi caro y abisal tiburón de la pileta porcina:
1.- ACERCA DE LOS DESCONOCIDOS RIESGOS QUE PLANTEA LA INCONTROLADA INMERSIÓN “AL POR MAYOR”:
En primer lugar, permítame recordarle, estimado Agameno-Pelphs, el insidioso autoengaño que se infringe al realizar sus cronometrados desplazamientos sobre un fluido salado. Sabe usted, o debería saber, que sus marcas no son homologables en agua dulce, ya que – desenvolviéndose en un medio más denso que el convencional-, los cuerpos incrementan notoriamente su flotabilidad, consiguiendo así una ayuda similar a la que experimentaría al enfundarse un traje de neopreno. Y eso es trampa cochina.
Admito que la natación, no obstante, resulta un ejercicio saludable. Ayuda a desobstruir las arterias esclerosadas, mejora el rendimiento cardiovascular, incrementa el tono de músculos y tendones, y, goza de la particularidad- que para mi resulta decisiva-, de que es de los pocos deportes que se pueden realizar sin tener que hablar con nadie. Y esto último la dota de una capacidad notable para potenciar la concentración y el ensimismamiento.
Otra cosa muy distinta es que resulte un medio útil para realizar labores intelectuales. La misma monotonía de los automatismos natatorios propicia un enlentecimiento de las actividades sensoriales en detrimento de las motoras, que -, para evitar la asfixia y avanzar-, gozan de la lógica preferencia del organismo.
La hipoglucemia neuronal resultante de este ejercicio, así como la hipoxia cerebral que inevitablemente lo acompaña, son otros de los parámetros a considerar con atención. Y no debemos olvidarnos tampoco del deletéreo fenómeno osmótico que pudiera acontecer merced al incontrolable intercambio de electrolitos entre el medio acuoso y los fluidos orgánicos intracraneales.
Así pues, estimado Porquero, desconfíe de las emanaciones ilusorias que su mente elabore en tales circunstancias, ya que inmerso en esa fútil caverna acuosa, en esa hidrofílica burbuja, en esa líquida prisión, se suele recrear un ambiente de severo aislamiento que en nada beneficia a pensamientos que excedan la propia introspección. El cerebro no suele captar en esas circunstancias la cruda realidad del entorno que, de esta forma, permanece al margen de ese artificial ambiente amniótico, siendo esta situación proclive a percepciones sumamente distorsionadas. Y, en ese entorno, resulta lógico que se elaboren esquemas mentales que tiendan al desenfoque de asuntos que en tierra firme devendrían en conclusiones más acordes con la objetividad.
Y así pudiera ocurrir que las conclusiones obtenidas en circunstancias tan desfavorables, estuvieran dotadas de la misma consistencia que un huevo pasado por agua. Porque,- no quisiera yo ofenderle, estimado amigo- pero alguna de sus reflexiones, especialmente las referidas al ámbito religioso, dan la sensación en efecto de haber sido obtenidas al sumergir la cabeza en un caldero.
Antes de escribir algo, resulta recomendable secarse bien pelo y los prejuicios para evitar diluciones no deseadas del producto final.
Yo,- permítame citarlo a modo de anécdota-, tenía un perro al que le encantaba bañarse en el río. Todo el día estaba en el agua aquel sufrido animal. Sin embargo, no tengo noticia alguna de que haya publicado nada coherente.
No sé, quiero pensar que tal vez el agua no era, en su caso, lo suficientemente salada o lo adecuadamente fría.
El córpore sano y húmedo, no presupone, como reza el aforismo, la consecución de una mens sana. Y los instantes en los que uno lucha por no ahogarse, -se lo aseguro como retirado ex triatleta-, no son los mejores para elucubraciones filosóficas.
II.- SOBRE LOS EFECTOS ALUCINATORIOS DEL PING-PONG:
En este caso, mi estimado atleta pinponero, no tengo más alternativa que ser benevolente: Si realmente usted llegó a ver al Espíritu Santo mimetizado cual blanca pelota en el transcurso de la pugna que corresponde a su esforzado deporte, quiero creer que algún listillo le dio el cambiazo y depositó en su bidón hídrico un potente coñac en vez del esperado Aquarius.
Más que del “efecto Magnus”, podríamos hablar, pues, del “efecto Magnum”.
Y, como usted mismo reconoce, tampoco en este caso me parece el estresante campo de batalla de un torneo pinpónico el ambiente más adecuado para elaborar pensamientos que tengan la vocación de perdurar mas allá del tiempo que el que la pelotita de marras se encuentre en el aire.
Porque tampoco se engañe en este asunto, estimado amigo. La verdadera clave del ejercicio en este deporte radica en la inmensa cantidad de veces que los jugadores han de agacharse para recoger la alba y liviana pelotilla del suelo. La altura de la red, el diabólico y engañoso efecto que a la pelota se trata de imprimir, y la interceptación segura de los “mates” que insidiosamente lanza el contrario ,son los únicos pensamientos válidos y eficaces en ese deporte.
Y , -coincidirá conmigo-, difícilmente podría pensarse en nada coherente en tan dramáticas circunstancias.

III.-CONCLUSIÓN:
Que de sus “reinterpretaciones libres” de la filosofía de Spinoza, cabe deducirse que, en el momento en que las alumbró, acababa usted de regresar de la piscina y que ,no contento con ello, se habría marcado después unos cuantos sets con el dueño chino del restaurante más cercano.
No tengo a mano mis anotaciones, pero creo recordar que fue Hegel el que dijo que todos los filósofos tienen dos filosofías: la propia y la de Spinoza. Y recuerdo también que el pobre Baruch ha tenido un montón de "revisiones libres", algunas tan llamativas y polémicas como la de Toni Negri, repelente nutridor intelectual de aquellas Brigadas Rojas que asesinaron a Aldo Moro.
Y aun bajo los efectos demoledores de la modorra postprandial, alcanzo a percibir con nitidez que nada tienen que ver la “idea de Dios” con las practicas religiosas, ni la metafísica con las témporas y que tal vez -desde ahora -deberían incluir los especialistas sus brillantes y simplificadoras reflexiones sobre la deidad en un nueva versión del Spinoza “revisited”.
Saludos cordiales
Tordon
¡Y no olvide hacer la digestión antes de bañarse en la piscina!
Y no se sienta desolado por no haber decidido aún si quererme o asesinarme:
A mi señora le pasa lo mismo.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísimo y caríssimo señor Tordon.
I-Nada más lejos de mí que asesinarle con la cantidad de placer sin cuento que usted me procura.
II-Le insisto y le recuerdo que yo lo elegí de entre la turbamulta cibernétíca para que hiciera justo lo que está haciendo y a fe mía que no me equivoqué.Yo llamé a su puerta y para llamar su atención adopté un tono profesoral de marisabidilla.
III-Por mucho conocimiento científico que usted aporte en aras a descalificar mis escritos producidos bien en el líquido elemento bien en tierra firme con pelota volandera,la metafísica está muy por encima de condicionamientos físicos.
IV-A lo mejor no ha reparado usted que esos condicionamientos a mi no me afecten como al resto de los mortales.Es posible que mi alma sea una mutante de vaya a saber usted qué mundos.
V- Porque me sigue pareciendo realmente sospechoso que sean las reflexiones sobre asuntos religiosos las que le parezcan a usted más fuera de tiesto,con lo cual en vez de hablar de mí, usted está hablando de sus perjuicios religiosos inasequibles a su espíritu científico.
VI-Con lo cual me obliga una vez más a remitirle a las columnas sobre la religión especialmente a la coda final, apartado II donde hablo de usted sin nombrarlo.
VII-Desde el momento en que escribimos, todos corremos el riesgo de ser revisitados,corregidos,malinterpretados. Spinoza no deja de ser una excepcion. Nietzsche tampoco cuando se le relaciona con el nazismo y me temo que lo mismo le pasa a Toni Negri.En fin.
VIII-Yo,al menos, sin ser ni mucho menos,Spinoza,Niezsche o Toni Negri,tengo el honor y el orgullo de ser malinterpretado por el señor Tordon que en asuntos religiosos,todo lo trabuca y trastoca.
Mis más cordiales saludos a usted y a su amigo el filósofo sefardí.El Porquero.