lunes, 24 de noviembre de 2008

EL DUQUE.




Era un tipo alto y corpulento, de andar cadencioso. Justiciero, fumador y un poco borrachín. Lo único que hizo en su vida fue cabalgar una manada de grandes machos del Oeste; Robert Mitchum, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Gary Cooper, Henry Fonda, Gregory Peck, Clark Gable, Richard Widmark, William Holden, Charton Heston, Clint Eastwood y tantos otros que murieron con las botas puestas ante la mirada del niño que fui cuando mi madre me llevaba al cine. En 1949 Stalin decreta una fatwa contra él y manda a dos esbirros del KGB que intentan matarlo en los estudios de la Warner. No lo consiguieron. El duque se enfrentó a ellos y los hizo prisioneros apuntándolos con un rifle de balas de fogueo hasta que vino el FBI. Un día me dijo:
“Los comunistas llevan intentando matarme desde 1949 pero, como ves, no son muy buenos”.
En 1958 el presidente Eisenhower invitó a Krushev a visitar los EE UU. El duque se quedó asombrado cuando Krushev le confesó que era un admirador suyo. Durante una fiesta en la 20th Century Fox, hablaron de vodka y tequila hasta que el duque fue directo al grano y habló de la orden de asesinarle.”Eso fue decisión de Stalin en su etapa más inestable. Cuando murió, yo anulé esa orden.”
Duque sólo hay uno. Se llamaba John Wayne y era mi padre.

2 comentarios:

Jaime Noguera dijo...

¡Yo que pensaba que ibas a a hablar del Silvestre...!

Lucía dijo...

que va... mejor hablar de mi primo ;)