viernes, 28 de noviembre de 2008

TOTALITARISMO Y ESCUPITAJO.

Importado de los campos de fútbol, el escupitajo, complemento imprescindible del franquismo zafio de mi infancia, se ha instalado en la sociedad. No hay discriminación. Cualquier chica o chico pude escupir democráticamente a una distancia inconcebible. Por el escupitajo hacia Dios.

7 comentarios:

Jaime Noguera dijo...

Cuanta razón tiene usted, porquero.

Le dedico una canción de infancia de mi padre:

"Somos los tuberculosos,
los que más,
los que más nos divertimos,
echando galipos verdes,
en la sopa,
en la sopa,
del vecino.

Sangre, pus
sangre, pus
y galipones"

La clase progresista gobernante durante mi infancia y juventud no ha sido capaz de eliminar ese afición por el esputo que, según usted comenta, complementaba el franquismo zafio. De hecho, la animado a la canalla a emitir estas mucosidades en todos los ámbitos y géneros.

Deje vd. que invente una frase nueva que alimente sus fantasías, sin tener ella que ver con mi ideario político.

"Con Franco escupíamos menos"

O como diría José Luis Arrese, secretario general del Movimiento "la masa en su actuar nunca utiliza ideas, sino vocablos"

De alguna manera, querido porquero, mucho escupitajo no deja ser lo mismo que vocablo.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísimo señor Noguera:
I-¡Cuanta razón tiene usted! Efectivamente, el escupitajo no sólo era un complemento del franquismo zafio de mi infancia. Formaba parte esencial de la españolidad franquista, que ha trascendido a la pura anécdota de cuarenta años de dictadura zafia y asesina, para instalarse en la zafiedad de una democracia que permite que se siga escupiendo en miles y miles de cadáveres anónimos, asesinados por los franquistas en las cunetas y paredones de toda España sin tener la gallardía y el coraje de permitir que sus familiares entierren dignamente a sus muertos y rescatar a muchos de ellos de un execrable Valle de los Caídos, enterrados para servir de coro celestial al dictador infame. Tiene que venir un juez, el mismo que puso al infame dictador Pinochet contra las cuerdas, para intentar reparar una injusticia que hace tiempo deberían haber reparado no sólo los gobiernos progresistas sino los gobiernos democráticos de la derecha, en vez de dedicarse a poner bolígrafos, como escupitajos, en las tetas de una periodista.
II-Nunca he soportado ver a la gente escupir. Irremediablemente lo asocio al franquismo zafio de mi infancia, como indefectiblemente asocio también las radionovelas, Ama Rosa por ejemplo, de la que su padre se acordará. Forman parte del paisaje del alma como tantas otras cosas positivas y negativas de las que sería muy extenso hablar.
III- La grosería progresiva de este país y la alarmante falta de educación se debe a la zafiedad de una clase política, tanto en la derecha como en la supuesta izquierda, incapaces de establecer unos mínimos comunes en algo tan básico como la Educación. Todos son culpables de un crimen de lesa insolencia por manifiesta ignorancia.
IV- ¿Por qué será, estimado amigo de una parte muy querida de mi alma, que cuando usted me habla de este modo siempre oigo freudianamente otra voz, o realmente es la suya?

Jaime Noguera dijo...

Respecto al punto IV:

¿Que será, será...?

Unknown dijo...

El escupitajo es una de las cosas más asquerosas que el ser humano es capaz de producir. Eso y esa extraña manera que tienen los futbolistas y algunos homínidos de vaciar sus fosas nasales taponando uno de los orificios de su nariz, y expulsándolo todo por el otro... Es terrible ser testigo de ello.

No obstenta, me veo en la obligación de sincerarme: yo soy especialista en una versión de escupitajo o, al menos, en una imitación, la del lanzamiento de chicle a distancia. He ganado apuestas y cervezas gracias a esta habilidad.

Un saludín,

Farrah.

(Ahora que sabéis mi secreto tendré que eliminaros...) :-)

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísima Farrah:
Tiene usted razón. Resulta muy extraña esa manía de los futbolistas por escupir. A mi me gusta el fútbol mucho pero no me gustan nada los escupitajos. Siempre que por desgracia la televisión pone un primer plano de la estrella guarra escupiendo, me pregunto cuál es el motivo, porque me resulta muy sospechoso que sólo escupan los futbolistas y no escupan los que practican baloncesto o balonvolea o ping pon como yo. Le puedo asegurar que ni yo ni mis compañeros sentimos la menor necesidad de escupir cuando jugamos, de manera que dudo mucho que el lanzamiento de galipos se deba a alguna necesidad perentoria de oxigenación sino más bien a una falta clamorosa de educación. Algo de esto estoy trajinando yo en un escrito que llevo escribiendo llamado GRAMÁTICA DEL CUERPO, donde realizo un estudio de las partes del cuerpo desde el punto de vista gramatical y sexual según mi maestro Harry Hastings.
Su lanzamiento de chicles es pecata minuta al lado de esto y por lo tanto un pecado muy confesable y más si esos magníficos lanzamientos le procuran a usted éxito sin cuento y cerveza sin medida. Con esto le quiero decir que no hace falta que me mate y desprovea al mundo y a mi familia de un tipo como yo.
Sólo le deseo que siga lanzando al mundo versos como chicles que lleguen hasta los confines de las almas. Hablando de chicles, le recomiendo la película donde el chicle adquiere un carácter poético de primera magnitud. Me refiero a las últimas escenas de “el último tango en Paris” y el chicle del Marlon Brando. No le digo más, si no la ha visto, dedique todos sus esfuerzos a verla. Me lo agradecerá eternamente, estoy seguro. Que pase usted un buen domingo en compañía que quien le procure más placer. Vale. El porquero.

Unknown dijo...

La vi, la vi hace poco y es cierto: un chicle muy distinguido.

Una película para ver a solas y comentar en grupo.

Un saludo, Porquero.

Lucía dijo...

aagghhh!!! na mas pensar en este tema me dan arcadas!!! (cara verde)