martes, 14 de octubre de 2008

ARTE CONCEPTUAL.

Una de las ventajas del arte conceptual es que no compromete. Cualquiera puede colgar una abstracción en su despacho sin que nadie proteste. Al no representar nada, el espectador no tiene referencias. Su único mérito, además del precio, es que la obra no es entendida. Precisamente porque no es entendida, puede tener el precio que tiene. Su valor, (sólo el necio confunde valor y precio), consiste en su precio y su precio es fijado por un mercado que sólo tiene en cuenta la firma. Algo tan ridículo como si el mérito de una obra de Velázquez residiera en quien puso el marco y no en el pintor. La perversión del arte moderno es una fraudulenta metonimia que traslada el valor de una obra de arte a su precio.

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