Estimado Porquero: Con esa su costumbre de hablar con parábolas,ha conseguido que no entienda nada. ¿Cuál es la perversión? ¿Que unos niños se agarren de la mano? ¿Que los niños sean de primaria? ¿Que vayan acompañados de un profesor? ¿Que existan Museos de Arte contemporáneo?
¿No podría ser más explícito? Piense que entre sus lectores también hay gente normal. Salu2
Estimado Tordón. I-Si usted ha leído las entradas anteriores sobre el arte,habrá comprobado que soy un enamorado de las obras conceptuales de los artistas contemporáneos que, sin necesidad de saber hacer la O con un canuto, llenan con sus obras plásticas los museos de arte contemporéneo. II-¿A qué perversión cree usted que me puedo referir cuando veo a esos angelitos entrar en semejantes lugares? III-Créame que me siento insultado cuando usted se atreve a dudar de mi relación con la infancia. Yo seré sulfuroso y radical,amigo mío,pero la inocencia la respeto. IV-ES mas mi texto es un grito en defensa de la mirada virginal de los niños a los que llevan a ver semejante estupidez, en vez de mostrarles Velázquez, Goya,Sorolla... V-¡Por favor,no piense tan mal de mí! Un saludo del Porquero.
Creo que tienes un trauma escondido... Es cierto que no todo el arte contemporáneo es bueno, pero tampoco todo es malo. No se puede pasar a un extremo ni al otro.
Por cierto cuando voy a un museo y está el típico grupo de niños haciendo la visita me ponen histérica! no los soporto!! Sobretodo por la falta de respeto que tienen y el poco silencio que guardan...
Estimada Lucía: I-No creo que se trate de un trauma y mucho menos que este esté escondido. II-Es mucho más sencillo. Es público y notorio que me gustan las cosas bien hechas, con oficio y técnica.Lo mismo me da que sea una silla, un muro,una instalación eléctrica,un poema o un cuadro.Me gusta ver cuando la gente hace un trabajo y lo hace bien. III-En gran parte del arte contemporáneo no puedo ver eso,simplemente porque han sustituido la técnica y el oficio por la metafísica. IV-Por otra parte,los niños son niños y los museos son museos, no templos.A mi no me molestan que griten,salten y correteen por los pasillos encerados de los museos.Veo cuadros.Lo que me molesta es si gritan y corren mientras estoy escuchando la quinta de Bethoven. Un abrazo muy fuerte del Porquero.
Por supuesto que le entiendo, sulfuroso Porquero, no me lo tome a mal. Esa preguntas retóricas eran una manera, como otra cualquiera, para tratar de destapar el tarro de sus esencias. Y mucho menos era mi intención hacer alusiones al tema de la infancia: Hay cosas que, incluso en un contexto frívolo como el bloguero, son sagradas para mí: Esa es una de ellas. Es más, estoy básicamente de acuerdo con sus tesis, si bien la corrección " a la baja" que la señorita Lucía señala, parece pertinente en el sentido de que tal vez sea excesiva la generalización en la condena global del arte contemporáneo. Pero coincido con usted en que existe mucho "papanatismo ilustrado" y mucho especulador financiero que maneja obras de arte como si fueran las verduras del mercado de abastos. Si tiene moral y ganas, podrá contemplar una irónica visión del asunto en mi próxima entrada. (La coincidencia es casual, estaba programada por otros motivos)
Reciba usted saludos cordiales. Y mis más sinceras disculpas, si ,como dice, se ha sentido insultado. No era mi intención, se lo aseguro.
Señor Tordon. I-Queda usted disculpado y doy felizmente por concluido este episodio de retóticas preguntas y agravios no menos retóricos. II-Convenga conmigo en que a veces apetece sentirse escandalizado y hacer decimonónicos aspavientos. III-Por supuesto que no todo el arte contemporáneo es tal y como yo lo describo pero casi. Entendiendo claro está, como contemporáneo lo que ellos así entienden,o sea, conceptual,secuencial y absolutamente ininteligible. IV-A medida que el tiempo más me pasa,voy volviendo a mi infancia y a la mirada del niño que dice que el emperador está desnudo. V-Ya me conozco a todos los emperadores y, sobre todo, sus imposturas. Reciba un cálido saludo del Porquero a la espera de su entrada.Para usted tengo moral y ganas.
Querida señorita. I-Estoy totalmente de acuerdo con usted si sustituimos a los niños por esos japoneses en particular y rebaños en general que se ponen delante de los cuadros con sus cámaras mientras un guía aburrido le cuenta batallitas. II-Ahí sí que sacaría la metralleta y no pararía aunque también entiendo que lo mejor que uno puede hacer es ir en sentido contrario que es lo más conveniente. Un beso.
Estoy de acuerdo con usted, Porquero. Recuerdo que en mi visita al Louvre (la única que, lamentablemente, pude hacer) me abstuve de ver a la Gioconda debido a que entre ella y yo se interponía una innumerable cantidad de turistas. Opté por dedicarme a ver otras cosas, de las tantas interesantes que había a sólo unos pasos del mencionado cuadro. En cuanto a lo de los niños, es verdad, escuchar la quinta de beethoven con un coro de infantes es una tarea imposible. Ver una pintura o una escultura es otra cosa, pero a veces las criaturas se ponen densas. Sí, es cierto es que, me parece, hay que quitarle solemnidad al arte.
Estimado señor Luis Colucci. I-Bienvenido sea usted a este blog.Usted, su música y su argentinidad. II-Ustedes los músicos parecen especialmente capacitados para quitarle ampulosidad y solemnidad al arte. III-Todavía recuerdo algunos músicos muy serios y circunspectos mientras interpretaban a Bach y después irse a bailar salsa al antro de moda. IV-Somos múltiples y multiformes.Dejemos las solemnidades para los púlpitos y las tribunas de oradores. Feliz estancia en este blog.El porquero.
Gracias por la bienvenida, sobre todo hacia mí y hacia la música, no tanto a mi argentinidad (de la que no me jacto ni me avergüenzo) que es más bien un incidente involuntario (o un acto de fe, como diría Borges). Me dijeron que nací aquí. Perdón por mi torpeza en el comentario anterior, pero a veces parece que tipeo con los codos. Pensaba, a partir de su entrada, que, por ejemplo, para poder gozar la música de Bach debí despojar el encanto de su música de aquella imagen adusta y solemne que me habían formado los lamentables profesores de música que me tocaron en el colegio. Pasado el tiempo, encuentro que muchos se inclinan ante otros dioses y le rinden culto a los cuatro minutos treinta y tres segundos de silencio de la obra "4:33" de John Cage; y dedican horas, tinta, papel y saliva a hacer reflexiones sobre ella. La primera pregunta es: dónde están el goce, el encanto, la fascinación, el asombro? La otra pregunta es: qué estarán haciendo hoy en las escuelas para lograr que los chicos se alejen del arte? Un saludo.
PD: No me cuento entre los que después de tocar se van a bailar a algún antro, pero, eso sí, es bienvenida una cerveza o un vino con amigos hasta avanzada la madrugada.
Estimado señor Colucci. I-Bienvenido sea usted de nuevo a este blog.Es un placer tenerle. II-Una cosa es el arte y otra la enseñanza del arte,refugio demasiado frecuente de frustrados y fracasados,envidiosos del talento de algunos alumnos. Cuando no es así,cuando el que enseña es un verdadero maestro,este no enseña un arte ni una disciplina ni una técnica.El verdadero maestro enseña el mundo y adiestra la mirada del alumno para que lo vea. II-Yo tuve muy buenos maestros que me educaron en la argentinidad.Borges,Cortázar,Arlt.Entiendo perfectamente que una persona inteligente jamás convierta una anécdota,el lugar de nacimiento,en una categoría. III-John Cage me parece un tipo muy interesante.Siento envidia por su poder de crear a su edad.No todo lo que compone Cage es interesante como no todo lo que escribió Cervantes es genial. IV-En España la educación es un desastre, me refiero a la primaria y secundaria.Prefieren impartir materias políticamente correctas agrupadas bajo la estupidez de EDUCACIÓN EN VALORES y demás zarandajas,en vez de enseñar matemáticas,lengua,filosofía y arte en general,los cuatro pilares fundamentales para construir el conocimiento.En ESpaña vamos hacia la hecatombe. Saludos del Porquero.
13 comentarios:
Estimado Porquero:
Con esa su costumbre de hablar con parábolas,ha conseguido que no entienda nada.
¿Cuál es la perversión?
¿Que unos niños se agarren de la mano?
¿Que los niños sean de primaria?
¿Que vayan acompañados de un profesor?
¿Que existan Museos de Arte contemporáneo?
¿No podría ser más explícito?
Piense que entre sus lectores también hay gente normal.
Salu2
Estimado Tordón.
I-Si usted ha leído las entradas anteriores sobre el arte,habrá comprobado que soy un enamorado de las obras conceptuales de los artistas contemporáneos que, sin necesidad de saber hacer la O con un canuto, llenan con sus obras plásticas los museos de arte contemporéneo.
II-¿A qué perversión cree usted que me puedo referir cuando veo a esos angelitos entrar en semejantes lugares?
III-Créame que me siento insultado cuando usted se atreve a dudar de mi relación con la infancia.
Yo seré sulfuroso y radical,amigo mío,pero la inocencia la respeto.
IV-ES mas mi texto es un grito en defensa de la mirada virginal de los niños a los que llevan a ver semejante estupidez, en vez de mostrarles Velázquez, Goya,Sorolla...
V-¡Por favor,no piense tan mal de mí!
Un saludo del Porquero.
Hola Porquero!
Creo que tienes un trauma escondido... Es cierto que no todo el arte contemporáneo es bueno, pero tampoco todo es malo. No se puede pasar a un extremo ni al otro.
Por cierto cuando voy a un museo y está el típico grupo de niños haciendo la visita me ponen histérica! no los soporto!! Sobretodo por la falta de respeto que tienen y el poco silencio que guardan...
Estimada Lucía:
I-No creo que se trate de un trauma y mucho menos que este esté escondido.
II-Es mucho más sencillo. Es público y notorio que me gustan las cosas bien hechas, con oficio y técnica.Lo mismo me da que sea una silla, un muro,una instalación eléctrica,un poema o un cuadro.Me gusta ver cuando la gente hace un trabajo y lo hace bien.
III-En gran parte del arte contemporáneo no puedo ver eso,simplemente porque han sustituido la técnica y el oficio por la metafísica.
IV-Por otra parte,los niños son niños y los museos son museos, no templos.A mi no me molestan que griten,salten y correteen por los pasillos encerados de los museos.Veo cuadros.Lo que me molesta es si gritan y corren mientras estoy escuchando la quinta de Bethoven.
Un abrazo muy fuerte del Porquero.
Por supuesto que le entiendo, sulfuroso Porquero, no me lo tome a mal. Esa preguntas retóricas eran una manera, como otra cualquiera, para tratar de destapar el tarro de sus esencias.
Y mucho menos era mi intención hacer alusiones al tema de la infancia: Hay cosas que, incluso en un contexto frívolo como el bloguero, son sagradas para mí: Esa es una de ellas.
Es más, estoy básicamente de acuerdo con sus tesis, si bien la corrección " a la baja" que la señorita Lucía señala, parece pertinente en el sentido de que tal vez sea excesiva la generalización en la condena global del arte contemporáneo. Pero coincido con usted en que existe mucho "papanatismo ilustrado" y mucho especulador financiero que maneja obras de arte como si fueran las verduras del mercado de abastos.
Si tiene moral y ganas, podrá contemplar una irónica visión del asunto en mi próxima entrada. (La coincidencia es casual, estaba programada por otros motivos)
Reciba usted saludos cordiales.
Y mis más sinceras disculpas, si ,como dice, se ha sentido insultado.
No era mi intención, se lo aseguro.
Señor Tordon.
I-Queda usted disculpado y doy felizmente por concluido este episodio de retóticas preguntas y agravios no menos retóricos.
II-Convenga conmigo en que a veces apetece sentirse escandalizado y hacer decimonónicos aspavientos.
III-Por supuesto que no todo el arte contemporáneo es tal y como yo lo describo pero casi. Entendiendo claro está, como contemporáneo lo que ellos así entienden,o sea, conceptual,secuencial y absolutamente ininteligible.
IV-A medida que el tiempo más me pasa,voy volviendo a mi infancia y a la mirada del niño que dice que el emperador está desnudo.
V-Ya me conozco a todos los emperadores y, sobre todo, sus imposturas.
Reciba un cálido saludo del Porquero a la espera de su entrada.Para usted tengo moral y ganas.
para mí ver un cuadro en un museo es como para tí la quinta de Bethoven... necesito concentración...
Por el resto estoy deacuerdo un 99%
Otro besote para tí :)
Querida señorita.
I-Estoy totalmente de acuerdo con usted si sustituimos a los niños por esos japoneses en particular y rebaños en general que se ponen delante de los cuadros con sus cámaras mientras un guía aburrido le cuenta batallitas.
II-Ahí sí que sacaría la metralleta y no pararía aunque también entiendo que lo mejor que uno puede hacer es ir en sentido contrario que es lo más conveniente.
Un beso.
Estoy de acuerdo con usted, Porquero. Recuerdo que en mi visita al Louvre (la única que, lamentablemente, pude hacer) me abstuve de ver a la Gioconda debido a que entre ella y yo se interponía una innumerable cantidad de turistas. Opté por dedicarme a ver otras cosas, de las tantas interesantes que había a sólo unos pasos del mencionado cuadro.
En cuanto a lo de los niños, es verdad, escuchar la quinta de beethoven con un coro de infantes es una tarea imposible. Ver una pintura o una escultura es otra cosa, pero a veces las criaturas se ponen densas.
Sí, es cierto es que, me parece, hay que quitarle solemnidad al arte.
Estimado señor Luis Colucci.
I-Bienvenido sea usted a este blog.Usted, su música y su argentinidad.
II-Ustedes los músicos parecen especialmente capacitados para quitarle ampulosidad y solemnidad al arte.
III-Todavía recuerdo algunos músicos muy serios y circunspectos mientras interpretaban a Bach y después irse a bailar salsa al antro de moda.
IV-Somos múltiples y multiformes.Dejemos las solemnidades para los púlpitos y las tribunas de oradores.
Feliz estancia en este blog.El porquero.
Gracias por la bienvenida, sobre todo hacia mí y hacia la música, no tanto a mi argentinidad (de la que no me jacto ni me avergüenzo) que es más bien un incidente involuntario (o un acto de fe, como diría Borges). Me dijeron que nací aquí.
Perdón por mi torpeza en el comentario anterior, pero a veces parece que tipeo con los codos.
Pensaba, a partir de su entrada, que, por ejemplo, para poder gozar la música de Bach debí despojar el encanto de su música de aquella imagen adusta y solemne que me habían formado los lamentables profesores de música que me tocaron en el colegio.
Pasado el tiempo, encuentro que muchos se inclinan ante otros dioses y le rinden culto a los cuatro minutos treinta y tres segundos de silencio de la obra "4:33" de John Cage; y dedican horas, tinta, papel y saliva a hacer reflexiones sobre ella.
La primera pregunta es: dónde están el goce, el encanto, la fascinación, el asombro?
La otra pregunta es: qué estarán haciendo hoy en las escuelas para lograr que los chicos se alejen del arte?
Un saludo.
PD: No me cuento entre los que después de tocar se van a bailar a algún antro, pero, eso sí, es bienvenida una cerveza o un vino con amigos hasta avanzada la madrugada.
Estimado señor Colucci.
I-Bienvenido sea usted de nuevo a este blog.Es un placer tenerle.
II-Una cosa es el arte y otra la enseñanza del arte,refugio demasiado frecuente de frustrados y fracasados,envidiosos del talento de algunos alumnos.
Cuando no es así,cuando el que enseña es un verdadero maestro,este no enseña un arte ni una disciplina ni una técnica.El verdadero maestro enseña el mundo y adiestra la mirada del alumno para que lo vea.
II-Yo tuve muy buenos maestros que me educaron en la argentinidad.Borges,Cortázar,Arlt.Entiendo perfectamente que una persona inteligente jamás convierta una anécdota,el lugar de nacimiento,en una categoría.
III-John Cage me parece un tipo muy interesante.Siento envidia por su poder de crear a su edad.No todo lo que compone Cage es interesante como no todo lo que escribió Cervantes es genial.
IV-En España la educación es un desastre, me refiero a la primaria y secundaria.Prefieren impartir materias políticamente correctas agrupadas bajo la estupidez de EDUCACIÓN EN VALORES y demás zarandajas,en vez de enseñar matemáticas,lengua,filosofía y arte en general,los cuatro pilares fundamentales para construir el conocimiento.En ESpaña vamos hacia la hecatombe.
Saludos del Porquero.
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