lunes, 23 de febrero de 2009

AMOR.



Y la mujer dijo al hombre: "Una palabra hermosa tuya bastará para follarme".

8 comentarios:

Unknown dijo...

No estoy de acuerdo, Porquerito, pero creo que sabías que no iba a estarlo, así que para qué discutir.

Saluditos desde Murcia, desértica y veraniega.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísima señorita Farrah:
I-Pues no, no tenía ni la más remota idea de si iba a estar o no de acuerdo.
II-Es más tampoco tengo ni la más remota idea de porque suponía usted que yo sabía que no iba a estar usted de acuerdo.
III-De manera que como no estoy en Murcia,donde espero que se lo pase muy bien,podíamos discutir sobre la cuestión dentro siempre de las más elegantes normas que entre ambos usamos.
PD.¿La huerta murciana que yo estudié en geografía ya no existe,verdad?
Un abrazo porqueril.

Unknown dijo...

Porque es evidente que fue el hombre quien pensó "una palabra hermosa bastará para follarla", y se equivocaba.

La huerta murciana, Porquero, es todo un desierto y te aseguro que tiene facultades catárticas, o eso parece.

Un beso arenoso.

Tordon dijo...

Por una vez, estimado Porquero, y sin que sirva de precedente, quiero manifestar mi discrepancia con el fondo y la forma de su contundente entrada.
En el fondo, ya que pienso que ni una sola de la mujeres menores de 60 años en este país haría suya la abnegada y sumisa declaración que en ella se propone, y en la forma, porque vengo apreciando últimamente en sus escritos un trasnochado tufillo de anticlericalismo decimonónico.
Y al hilo de esto último, me pregunto –mera curiosidad- si usted emplearía el mismo tono jocoso para referirse a las beaterías y liturgias coránicas.
Saludos cordiales

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísima señorita Farrah:
I-No sólo se equivoca el hombre.
II-Se equivoca también la mujer y al unísono.
III-La moderna antropología asocia el bigote del hombre como adorno de la boca emisora de palabras de seducción del mismo modo que la mujer marca con pendientes la oreja,lugar que recibe las palabras de la seducción.
Espero que se catartice usted muy bien por esos desiertos africanos del ladrillo.Otro beso porqueril.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimado señor Tordon:
Introito. (Habla un cochino amigo del porquero):
¿De qué se asustan, porquero? ¿Qué les produce miedo?¿Por qué siendo así, los más valientes vienen a ti para afilarse las uñas?¿Son ellos o son estos tiempos tan modernamente correctos, tan correctamente modernos, los que por un lado los apacientan y ablandan y por otro lado los incitan perentoriamente al abismo? De ti que vives en el abismo, en las más profundas catacumbas, nadie podrá decir que los engañaste con torcidas palabras. Ya en tu primera entrada, la que encabeza a modo de lema tu humilde blog, lo advertiste. Diste un cabal retrato de ti mismo. Incorrecto y radical. ¿A que vienen pues estos aspavientos? ¿No están cómodamente instalados en sus patios virtuales donde reciben ditirambos sin fin? ¿O quizás sea por eso, que saciados de los continuos y adormecedores halagos vienen a ti a que los despiertes con tu látigo? ¡Ah, porquero, estos jóvenes treintañeros-cuarentañeros, tan cultos e inteligentes, tan leídos y viajados, y todavía siguen sin enterarse! ¡Qué tiempos éstos donde los más preclaros y preparados aún permanecen en inicial vuelo! ¡Qué inconmensurable daño produjo el americano Disney! ¡Cuánto dolor inútil está provocando el bello Váttimo y su pensiero dévole!
Sin embargo, también he de decirte que eres tú quien los incitas y excitas con tus contundencias y rotundidades, con tus palabras antiguas que hablan de viejas y trasnochadas ideas. ¡Nunca lo has tenido tan fácil! Vienen a ti porque tú los llamas. Cuídalos y quiérelos que, al fin y al cabo, son ellos, tus lectores quienes te retratan.

Penetratio. (Habla el porquero.)
I-Lo mío no es un tufillo. Lo mío es un hedor a azufre puro que viene directamente del infierno.
II-En él espero encontrarme a mis padres putativos y trasnochados. Se llaman Carlos Marx, Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche. Sólo ellos me asegurarán una diversión eterna alejada de los cantos celestiales de vírgenes aburridas.
III-Soy ateo, anticlerical, antimonárquico, trasnochado, decimonónico y no tengo miedo a las palabras. Es decir, que soy impune. Yo, como todo el mundo, escribo para que me quieran, pero no a cualquier precio. Dada mi edad, al sueldo base hay que añadirle los trienios, quinquenios y demás complementos. Es decir, soy muy caro.
IV-Una de dos, o usted no se ha enterado porque no ha querido, (inteligencia, perspicacia y cultura tiene) o usted no tiene ni idea de mujeres.
V-Yo no he hablado ni de abnegación ni de sumisión.
VI-Le permito, querido Tordon, todas las discrepancias sobre el contenido, pero ninguna en cuanto a la forma. A no ser que me lo demuestre. ¿Hay alguna palabra mal escrita? ¿Es correcta la sintaxis?
VII-No dejo de asombrarme con ustedes, el señor Noguera y usted. ¿Por qué se ponen tan nerviosos cuando de religión se habla? Sólo por ese nerviosismo puedo explicarme su inocente alusión al islamismo. Le vuelvo a remitir (ya lo hice en una ocasión pero, por lo visto o no se enteró o no quiso enterarse o lo leyó usted muy rápido o ése no era su día…) a las entradas sobre la Religión, las columnas.
Cordiales saludos.

Jaime Noguera dijo...

Pero el hombre nunca dio con la hermosa palabra y se perdió, su pene mustio, en circunloquios masturbatorios.

El Porquero de Agamenón dijo...

Señor Noguera:
I-El hombre encontró la palabra hermosa¡Vaya que si la encontró!
II-La encuentra porque la mujer le ayuda a encontrarla.
III-La mujer ayuda al hombre a encontrarla porque necesita ayudarse a sí misma.
IV-La mujer se ayuda a sí misma porque necesita encontrar al hijo.
V-El hijo necesita a la mujer porque quiere nacer al mundo.
VI-El mundo encuentra al hijo porque necesita girar.
VII-Usted y yo somos un giro del mundo.
Buen viaje.