Hoy las ciudades
aspiran a ser perfectas. Ocio programado y edificios emblemáticos. Todo pensado
para consumir. Los centros comerciales no albergan bancos donde sentarse ni
relojes que marquen el tiempo. Su doble ausencia delata el compulsivo deseo de
permanecer erectos, comprando una eternidad de papel. ¡Pobres humanos que se arrastran
por tiendas iguales con la mirada vacía! La repetición los protege del miedo a
la vida que es variedad y riesgo. No saben estar solos. Buscan la multitud
donde confundirse, viajan en viajes programados desde la cuna y desisten de la
belleza natural que ya no pueden ver.
Autodefinición Informal. Con todo mi respeto, soy apolíticamente incorrecto. Mientras más viejo, más tierno me vuelvo y también más radical.
lunes, 30 de enero de 2012
viernes, 27 de enero de 2012
EL SEÑOR CARLOS MARX Y LA ARROBA @
Reunida en primera instancia la asamblea permanente de los
ciudadanos cochinos del señor Porquero de Agamenón, se acuerda por unanimidad
absoluta e incontestable recordar al personal humano que, en nuestra humilde
opinión, os estáis haciendo la pichilla un lío con tanta solidaridad, tanta
multiculturalidad, tanto ecofeminismo y tantos buenos sentimientos que sólo
conducen a que tengáis una gran opinión de vosotros mismos y de vuestros
ombligos. (El uso de la arroba @ está muy bien para medir nuestro peso, pero no
vuestras inconsistentes e insustanciales diferencias. ¿De qué os vale ser muy
igualitarios todos @s si os explotan de forma miserable y no rechistáis?).
Mientras vuestras pensiones se reducen y acaban, vuestros trabajos
se hacen más mezquinos y extenuantes, vuestras condiciones de vida se equiparan
a pasos agigantados a las nuestras (entonces sí vais a tener que usar vuestras
arrobas para mediros como si fuerais nosotros), ellos, los poderosos, los corruptos,
se conceden pensiones de miles de millones higiénicamente guardados en sus paraísos
fiscales.
O sea, queridos míos, vais a tener que descubrir de nuevo la pólvora.
La lucha de clases sigue vivita y coleando como nunca. Marx, el barbudo, no ha
muerto.
De todo ello doy fe el secretario ciudadano cochino, Jean-Albert
Baptiste Poquelin,
siendo las diez horas de la mañana del día veintisiete Pluvioso.
miércoles, 25 de enero de 2012
F.R.O.
Si cualquier producto alimenticio lleva una etiqueta que
refleja claramente su composición, puestos a alimentarnos de iconos, debería
ser obligatorio que cualquier fotografía de modelos, actores y famosos en
general llevara las siglas F.R.O. (Fotografía retocada por ordenador).
lunes, 23 de enero de 2012
TIEMPOS FUTUROS.
Las minorías cultas y librescas serán cada vez más
minoritarias. Las mayorías cibernéticas e iletradas serán (probablemente) más
analfabetas y totalitarias.
Addenda.
Parece que la lectura de libros no está reñida con
el océano virtual. Dicen que, si se han leído libros, la navegación virtual es
mucho más rica y placentera.
viernes, 20 de enero de 2012
URBANISMO Y FÚTBOL.
Barça. La racionalidad del Ensanche y el modernismo
de Gaudí. Fútbol asociativo y bello.
Real Madrid. La especulación y el pelotazo. Fútbol
individualista y espasmódico.
miércoles, 18 de enero de 2012
LOS HIJOS Y LA VERGÜENZA.
Todos los hijos sienten a veces vergüenza de sus
padres. Sólo los de corazón noble sienten vergüenza de su vergüenza.
lunes, 16 de enero de 2012
DE LOS DIRECTORES GENIALES QUE HUYEN DE LOS ACTORES.
Por muy raro que parezca, es cierto que existen directores
de teatro que no tienen ni idea de dirigir actores.
Los directores de teatro, que no tienen ni idea de dirigir
actores, deberían dirigir el tráfico de una gran ciudad.
Y ello es porque su única preocupación es hacer circular a
los actores dentro de una puesta en escena genial.
Y ello es porque, cuando han preparado la obra de teatro, sólo
les ha preocupado la genialidad de la puesta en escena.
Y ello es porque no les importan los actores.
No les importan los actores porque no los entienden.
No entienden a los actores por la sencilla razón de que el
director genial es presa de su propio narcisismo.
Su narcisismo pretende que el público sólo vaya a verlo a
él y aplauda la genialidad de su puesta en escena.
El público, que suele asistir devotamente a una
representación del director genial, aplaude también su propio narcisismo al verse
a sí mismo como degustador de exquisiteces y novedades.
El director genial y el público exquisito usan a los
actores para aplaudirse a ellos mismos.
Eso va contra el orden natural de las cosas.
Eso es como si alguien pretendiera masturbarse con un
miembro que no fuera el suyo.
Los actores, buenos o malos, del director genial suelen
estar desprovistos de vida, llevan extraños atuendos y hacen cosas raras encima
de un escenario con escenografía genial.
La escenografía genial suele ser muy nociva para la
comprensión de la obra y muy incómoda para la interpretación de los actores
buenos.
Los actores buenos del director genial sufrirán mucho en su
dignidad.
Los actores malos del director genial estarán muy felices,
porque su docilidad se avendrá muy bien con la genialidad del director…
(Del "Tao del actor", texto anónimo de la época del emperador
Qianlong, quinto emperador de la dinastía Qing, traducido al inglés por el
profesor Lawrence Laughton bajo el título: “The punishment of The Emperor. The
Path for a wise performance”, “El castigo del emperador. El camino para una
actuación sabia”. Versión española del Porquero.)
viernes, 13 de enero de 2012
LA VISIÓN DEL COCHINO AMIGO DEL PORQUERO.
Yo, el cochino amigo del Porquero, investido de la
visión apocalíptica de los profetas antiguos, os digo que los causantes de la
crisis, que aflige por doquier a los humanos europeos, no pararan hasta que no
les paréis. Malamente darán marcha atrás si continúan ensoberbecidos con
vuestra resignación. Ellos no se asustan si vosotros no les metéis el miedo en
sus cubiles de oro. A cada uno hay que hablarle en su lengua. La mía de ahora
es el francés revolucionario que practico cada día con una cerda francesa,
amiga mía, que ha venido a visitarme.
A veces en los instantes supremos del orgasmo
puerco me dice: “Mon amour, ponte la escarapela tricolor y llévame al paraíso”.
Yo, obediente, accedo y aquí me tenéis desnudo, con el gorro frigio y haciéndole
cantar la Marsellesa a la más mínima ocasión.
miércoles, 11 de enero de 2012
PEQUEÑO DESEO.
Que de ti tenga un recuerdo amable la gente que
mantuvo contigo un contacto superficial y fugaz. (El tipo que te vendió la
casa, la señorita anónima que habló contigo por teléfono…)
lunes, 9 de enero de 2012
V-VACAS,PATATAS,PROBLEMAS,MONOS...Y GUSANITOS.

En realidad, la cruda realidad no debería ofrecer
ningún problema. A nadie se le ocurre comerse cruda una vaca por el mero hecho
de que paste solitaria en el campo. Nadie se baja del coche, saca la escopeta
del maletero, se acerca a la vaca, le descerraja un tiro, la desuella allí
mismo y se la come. Para que la vaca llegue a nuestro estómago, hacen falta un
montón de pasos intermedios.
Dejemos, pues, descansar la escopeta en el
maletero y permitamos que la vaca solitaria paste en el campo. De todas formas,
un buen día la vaca llegará al frigorífico en bandeja envasada al vacío y con
fecha de caducidad. De allí irá a parar a la olla. Lo más probable es que
dentro de ella la estén esperando una cantidad razonable de acogedoras patatas,
un poco de aceite virgen, agua, vino blanco, zanahorias, guisantes, sal, pimienta
y colorante amarillo. Todo junto será cocinado a fuego lento para que los
ingredientes se comuniquen mutuamente sus respectivos sabores hasta componer un
delicioso estofado.
La patata o papa, solanum tubesorum, es una planta
perteneciente a la familia de las solanáceas, originaria de América del Sur y
cultivada en todo el mundo por sus tubérculos comestibles. Domesticada en el
altiplano andino por sus habitantes hace unos 7.000 años, fue traída a Europa
por los conquistadores españoles. Con el tiempo su consumo fue creciendo y su
cultivo se expandió a todo el mundo hasta convertirse en uno de los principales
alimentos para el ser humano.
Este milagroso tubérculo es la base alimenticia de
cientos de millones de personas y ha configurado miles de recetas donde
aparecen de todas las maneras posibles, bien erigiéndose en protagonistas
absolutas o bien acompañando humildemente a toda clase de alimentos; ya sean
procedentes del mar como el bacalao, el estupefacto pulpo o las eróticas
almejas, el aire, desde el vulgar pollo industrial hasta el sofisticado faisán
francés, la tierra como el sabroso cordero o la solitaria vaca.
Las papas se guisan, se sancochan, se asan, se
papean como moscas, se saltean, se fríen. Intervienen en purés, en cremas, en
sopas, suflés, croquetas, tortillas como la sin par tortilla española y masas
como los inigualables churros e, incluso, pueden formar parte de los triviales
gusanitos, tan apropiados para que se los coman los niños o los patos, según.
Además, a partir de una demorada fermentación se
obtienen varias bebidas alcohólicas como una variedad de vodka, el aquavit
escandinavo, el brennivín islandés o el shōchu japonés. La patata es un
tubérculo que rima con todo. De hecho, la mejor manera de resolver los
problemas es estofarlos con patatas.
Si las humildes papas vienen de las Indias
occidentales, los monos saltarines habitan en las Indias orientales de la
meditación y la trascendencia. En las Indias orientales las vacas pueden pastar
por el campo todo lo que quieran porque son sagradas. Nadie les disparará,
nadie se las comerá con patatas. Tampoco existen estanques idílicos de patos ni
musarañas. Las moscas, por su parte, están demasiado ocupadas con la sacralidad
de las vacas como para irse a que los niños se las papeen en las escuelas sin
cristales.
A falta de patos, moscas y musarañas, en las Indias
orientales le tienen declarada la guerra al mono saltarín que no hace otra cosa
que saltar de problema en problema dentro de las cabezas. Por eso se ponen
trascendentes, porque tienen que domesticar al mono que, además de saltar
continuamente, no para de masturbarse.
“Leña al mono aunque sea de trapo” es el lema de todas
las técnicas meditativas que conducen indefectiblemente al nirvana. Harto de
tanta paliza, el pobre mono emigró a donde nosotros y se fue a vivir a los
árboles frondosos que suelen rodear los idílicos estanques de patos. De vez en
cuando se junta con los pensamientos y mira las musarañas. De vez en cuando,
baja de los árboles y les pide gusanitos a los niños.
viernes, 6 de enero de 2012
LA CRUDA REALIDAD, IV.(OBSESIONES,GUSANOS,PESADILLAS).
Al leer estas digresiones acerca del mundo
abstracto, cabe la posibilidad de que surja algún lector que no esté de acuerdo
con la falta de peso de los pensamientos. Podría alegar en su favor el hecho
palmario de que, cuando piensa mucho, la cabeza le pesa y le duele por las
noches. Y eso lo atribuye a que los pensamientos tienen que pesar forzosamente
algo, aunque sea un poquito, de manera que muchos poquitos acabarían sumando
una jaqueca monumental.
Ante objeción tan dolorosa por parte de la cabeza del presunto lector, no tengo más remedio que llamar a las matemáticas en mi auxilio para decirle que el peso de la cabeza no tiene nada que ver con el peso de los pensamientos. Si los pensamientos no pesan, como me reafirmo sin la menor duda, por muchos pensamientos que se tengan, el resultado final siempre dará cero.
Lo que realmente le ocurre a esa pobre cabeza
lectora es que no alberga pensamientos puros, desprovistos de ningún fin. Las
musarañas constituyen el elemento fundamental para asegurar la pureza de los
pensamientos. Dicho más claramente; dada la nula importancia de
las musarañas, al mezclarse con los pensamientos, hacen que éstos se purifiquen
y se despeguen de la cruda realidad.
La cruda realidad es un conjunto finito
constituido por un montón infinito de problemas. Cuando nos ponemos a pensar la
manera de resolver los problemas reales es justamente cuando los pensamientos
dejan de ser pensamientos para convertirse en obsesiones y las obsesiones sí
que pesan mucho. Tanto que por la noche se convierten en pesadillas que pesan
muchísimo más como su propio nombre indica. Las pesadillas son los grumos nocturnos
que destilan las obsesiones diurnas.
Los pensamientos puros, al no pesar, salen y
entran con gran facilidad de la cabeza. Por la noche esa cabeza estará más que
lista y preparada para recibir a los sueños beatíficos que son ligeros y suaves
como la brisa del verano. Algunos expertos oníricos llaman a los sueños
beatíficos “musarañas de la noche.” Compárese este alado nombre con el nombre
alevoso que reciben las obsesiones, “gusanos”.
Las pesadillas o los gusanos se quedan dentro de la cabeza atascándola por completo e impidiendo la entrada del sueño reparador. Los ingleses, desde la época de Shakespeare, llaman a la pesadilla nightmare que significa “yegua de la noche” y la llaman así porque la pesadilla es una yegua loca que martillea con su galopar incesante a la cabeza por dentro, en una tortura sin fin. Fue el mismísimo Shakespeare quien dijo que el hombre está hecho de la materia de sus sueños. Imagine ahora el lector si esos sueños están interpretados por gusanos o por musarañas. No hay color.
La clave está en asegurar la pureza de los
pensamientos mediante la intermediación benéfica de las musarañas por el día
con el fin de que por la noche la cabeza sólo sienta el dulce peso de la
almohada.
-“¿Y cómo podría yo asegurar la pureza de mis pensamientos si con el trajín de esta vida trabajada no tengo tiempo de ir a donde están las musarañas?” Me preguntará con todo fundamento la doliente cabeza del pesaroso lector.
-“Muy sencillo-, le respondería yo. Si no puede ir a donde están las musarañas, tráigaselas a su trabajo o a su casa y dedíqueles un tiempo. No importa si es poco. Lo que importa es que sea intenso. Recuerde cuando en su tierna infancia papaba moscas con facilidad portentosa. Ejercite sus recuerdos y ya verá cómo su cabeza empezará a dibujar círculos en los cristales o en el agua como si fuera un pato”…
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miércoles, 4 de enero de 2012
MOSCAS, MURALLAS Y MUSARAÑAS,III.
Antiguamente las moscas vivían muy contentas y felices en
las escuelas de los niños. Los niños y las moscas se han llevado muy bien desde
siempre. Ellos se sentaban en sus pupitres y ellas se iban a los cristales. En
aquella época el mundo estaba perfectamente ordenado y cada nombre ocupaba su
lugar. Los maestros se llamaban maestros y las notas iban del cero al diez.
Cuando los niños se aburrían, abrían sus bocas y se ponían a papar las moscas
que, a su vez, se hacían más ostensibles, batiendo sus alas con más rapidez y produciendo su ruido característico al
tiempo que, para facilitar la hipnosis, describían incansables círculos en los
cristales.
En otro tiempo, antiguo también, las ciudades solían tener murallas con puertas
que se abrían o cerraban, según. En general, solían abrirse por la mañana
temprano para facilitar el intercambio de gentes y mercancías y se cerraban al
caer la noche. Si alguien se despistaba y no entraba a su hora, tenía que pasar
la noche al raso. En ese caso, la noche era una inmensa boca abierta que se hubiera
tragado todas las moscas y la luna, un
cristal lejano.
Hay quienes dicen, y con razón, que las musarañas son unos
pequeños mamíferos parecidos al ratón que habitan el subsuelo. Por extensión se
aplica también a cualquier animalillo insignificante que distrae la atención de
las cosas realmente significativas e importantes como entrar en la ciudad
amurallada a tiempo para los quehaceres cotidianos o atender las explicaciones
del maestro. No digo que no. ¿Quién soy yo para dudar de la importancia de que
los niños aprendan y de que las gentes amasen el pan o vayan a la fuente a por
agua?
Sin embargo, cuando las musarañas abandonan la materialidad
de sus cuerpecillos escasos, adquieren una importancia suma. El niño, que
papaba moscas durante la lección del maestro, se pone a escribir un poema a su
primer amor o aquel que se estuvo toda la noche mirando la luna, inventa una máquina
para amasar el pan.
A mí también me afectan mucho las musarañas. Sobre todo
cuando voy a los parques con estanque de patos por dentro. Entonces amurallo
por fuera mi alma y me pongo a papar moscas ante la pantalla del ordenador.
lunes, 2 de enero de 2012
IDEAS, PATOS, NIÑOS, II.
Al contrario que los pensamientos y las musarañas, las
ideas van completamente a su aire. Sólo se juntan con ellas mismas y según y
cómo. No lo dicen abiertamente, pero está claro que se sienten bastante
superiores a los pensamientos. A las musarañas las ignoran. El hecho de que
pensemos que los pensamientos pesan es una idea malévola de las ideas. Para las
ideas, los pensamientos están desfasados, su sabiduría es antigua y su lugar
ideal es una residencia de viejos con un estanque de patos enfrente. Las ideas
no tienen tiempo para perder el tiempo mirando las musarañas en los bancos de
los parques. Las ideas son tumultuosas, jóvenes y modernas. Hablan inglés y son
muy amantes de mantener entre ellas relaciones tormentosas y apasionadas. En inglés
lo llaman brainstorming que significa “tormenta de ideas”.
Son revoltosas, torrenciales y juguetonas. Les gusta
competir en cualquier ámbito porque son ubicuas. La ubicuidad es quizás la
característica que más las diferencia de los pensamientos y de las musarañas.
Las ideas pueden vivir en lugares variopintos. En el cuarto de baño, en un
despacho del piso ciento veintitrés de un rascacielos, en el lienzo de un
pintor o en el ordenador mental de un informático.
Odian la estática y aman la dinámica por encima de todo. De
hecho, suelen viajar a la velocidad de la luz. Por eso a una gran idea se le
llama “idea luminosa”. Por muy juntas y revueltas que a veces se den, sufren de
un individualismo brutal. Las ideas son como espermatozoides frenéticos en pos
del óvulo. De ahí la idea de “idea loca” y también la de “idea fecunda” donde,
aunque no se diga explícitamente, quiere decir que la idea en cuestión ha
triunfado sobre un montón de ideas fracasadas por no entrar en el paradisíaco
óvulo. La ubicuidad, el individualismo y su fortísimo nivel competitivo hacen
que las ideas sean la base de esta sociedad postcapitalista y globalizada.

Como los pensamientos, las ideas también se vuelven rígidas
y mueren. Entonces reciben el nombre de ideologías. A los que creen en las
ideologías se les llama “militantes” porque son como soldados cuya misión
principal es obedecer. También hay mucha gente que, no militando en nada, tiene
ideas muy tópicas y convencionales que usa para todo, incluso para vivir. Son
los idiotas o poseedores de ideas tontas.
En contraposición, está la persona razonable por fuera. La
persona razonable por fuera es muy discreta, tiende al silencio y ama los
parques donde hay niños y patos. Por dentro la persona razonable es un
torbellino de ideas locas y felices de chocar unas contra otras. Distinguir a
una persona razonable por fuera con ideas locas por dentro es bastante fácil.
Basta con ir a un parque y acercarse al estanque con patos por dentro y niños
por fuera. En medio estará la persona razonable con un montón de bolsas de
gusanitos alimentando a patos o a niños, según.
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