miércoles, 21 de marzo de 2012

EL TRIUNFO.


De joven pensaba que tenía el triunfo al alcance de la mano. Pasó el tiempo y, sin apenas darse cuenta, fue rebajando sus expectativas. Un buen día se miró al espejo y supo que el azar presidia las acciones de los hombres. Triunfar o no triunfar, ésa ya no era la cuestión

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En alguna parte leí:

Que el triunfo y el fracaso son los peldaños necesarios para llegar a la cima. Y los colocamos según el plano de nuestras expectativas.
Un beso Sr. Porquero.

El Porquero de Agamenón dijo...

algo así,señorita Ella,aunque no hay que abusar del fracaso.Su acumulación sólo conduce al pozo.
OTRO BESO.

Noite de luNa dijo...

Y espero sea muy hondo...
Besos a los dos