lunes, 24 de agosto de 2009

EL PORQUERO VIENE DE LONDRES Y FORMA LA MUNCIAL.

¡Oh cielos! ¿Será posible?
¡Que venga yo tan contento de los londres londinenses, harto de hablar la lengua de Shakespeare con americanos del norte, irlandeses de las dos irlandas, escoceses de todas las escocias…! ¿Y qué me encuentro nada más salir de un avión atiborrado de ingleses tatuados y en chanclas? Pues me encuentro mi intimidad violada por un taimado cochino que se ha ido, una vez más, de la lengua.
¡Oh dioses, si de verdad habitáis los cielos, no permanezcáis impávidos a mi queja, haced al menos como que me prestáis atención! (aunque no creo en vosotros, bien que os nombro en mis escritos favoreciendo así vuestra causa entre los temerosos mortales, si bien hay que reconocer que no os hace mucha falta. Nuestro mundo se halla suficientemente poblado de sacerdotes y supercherías para que necesitéis de mi humilde contribución).
Yo que, desde que me inicié en el mundo de la bitácora virtual, he mantenido un exquisito y rigurosísimo anonimato de mí mismo hasta el punto de no saber ya quién soy, ni adónde voy ni cuál es mi rostro verdadero perdido en la multitud de rostros impostores.
Yo que, cual Ulises, he resistido los cantos de sirena dirigidos a desvelar mi personalidad aunque sea en un rasgo mínimo y jamás he mostrado mi rostro en partes o partes de mi cuerpo que pudieran dar ligeramente una noción de lo que soy, (tampoco me he ocultado/mostrado tras oscuras gafas ni gorro de montaña para después, en provocador striptease, ir apareciendo en aparición aparente surcando los cielos en escorzos imposibles).
Yo que, en cuanto a lo que de mi sé, no he dado pista alguna que pudiera conducir como hilo de Ariadna a que algún lector avispado alcanzara, no ya el centro, sino tan siquiera los alrededores de mi misma mismidad.

Yo, que he sacrificado la humana condición de mostrarme en todo mi esplendor con el fin de poder decir sin el menor tapujo lo que pienso de las cosas y de los días.
Yo, que he mantenido una despersonalización absoluta con respecto a lo que trato, (en ninguno de mis comentarios jamás ha aparecido nombre propio de persona conocida que pudiera hacer de acogedor blanco donde depositar mis venenosos dardos ni me he servido tampoco del nombre famoso de ninguna celebridad, petardesca o no, para fabricarme a su costa una entrada facilona que me diera multitudinario prestigio.
Yo, que en un rasgo de humildad suma que me honra, he concentrado mi variopinta personalidad en el alma estrecha y simple de un cerdo, compruebo con estupefacción la taimada hipertrofía anímica de mi adorado animal que ha cobijado en su seno el áspid de todos los
vicios: La envidia.

Pues no puedo pensar otra cosa de alguien a quien generosamente le he ofrecido mi blog para que escriba de vez en cuando y así, en vez de dedicarse a pregonar mis excelencias y virtudes, aprovecha cualquier viaje mío para despotricar de mí y publicar comentarios íntimos nada favorecedores.
Imagine el lector que quisiera hacer méritos para ingresar en alguna docta academia de Málaga o publicar en algún respetabilísimo diario local mi localizada opinión sobre asuntos ciudadanos y humanos que me condujeran a obtención de medalla o nombre de calle por el socorrido procedimiento de yo-te-alabo-tú-me-condecoras ¿Adonde irán a parar mis sueños de celebridad provinciana, si desde mi propia casa me apuñalan con la publicación de mis confesiones privadas sobre el Museo Picasso de Málaga, por ejemplo? ¿Deberé rectificar y entonar palinodia diciendo que nada de lo que el cochino dijo que dije es verdad? ¿Deberé mentir y decir que es mentira que la National Galery, el British Museum y otros museos como el Museo de Ciencias y el Museo de Historia Natural son gratis y a los cuales he entrado cada vez que me ha dado la gana y sin pagar una sola libra?
Poliédrica alma mía, agazapada y expectante, mientras preparas tu justa venganza contra el cochino, revisa bien tus cierres y levanta un muro más alto si cabe para que nadie pueda saber quién se esconde detrás de ti, compón todas las hipocresías posibles y muéstrate al mundo como quien no eres para que así no peligre el nombre de la calle desde la que te honrará el Olvido.

3 comentarios:

Noite de luNa dijo...

Aunque la entrada es del 2009.
Permita que me ría y me emocione.
He "sufrido" la misma situación por no lucir palmito ni dar hasta la marca de la ropa interior.
Sigo en mis treces y me alegro muchísmo de haber leido su post.
Creo que voy a aprender y divertirme mucho.

Gracias, gracias.

El Porquero de Agamenón dijo...

Muchas gracias a usted por este inesperado regalo.El porquero

Noite de luNa dijo...

No me las de por favor.
No imagina lo agradecida que me siento.
No entendía ciertas cosas, siendo totalmente anónima y sin ningún tipo de pretensiones en el blog.Escribir sin saber, por el gusto de hacerlo. Opinar de vez en cuando en algún blog sin esperar contrapartidas. No ofender a nadie y ser respetuosa.
He encaminado mis pasos hacia otros blog y me sienta bien.
Espero no tenerme que ir...
Leer esta entrada ayer, fue la brisa fresca entrando por mi ventana lejos de ojos cotillas.
Un regalo importante

Saludos