viernes, 10 de octubre de 2014

EL ESCRITOR SIN HISTORIAS

Antes de ponerlas en escena, Moliere leía sus obras a la criada para adaptarse lo más posible al gusto del público. Yo entrego mis textos a lectores desconocidos, tres o cuatro, para que me den su opinión sincera. Este romano sonriente es uno de ellos. Le dejé el borrador último de "El escritor sin historias". A los dos meses vino y me dijo:

- Tranquilo, que no te van a crucificar. Tu novela es amena. El lector no se va a aburrir. Con eso llevas ya recorrido un buen trecho y además la novela está llena de historias que van a parar al mismo sitio. Me lo he pasado muy bien. Son diez mil….

Aquí lo tenéis, muy contento y sonriente.

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