Una obra de teatro es digna de ver cuando se produce el punto de encuentro
entre la creación del director y la imaginación del actor.
Pero una obra de teatro es aún más digna de ver cuando se produce el Punto
de Fuga Necesario entre la imaginación del director y la creación del actor.
El Cielo llama Punto de Fuga Necesario al lugar donde el director termina y
el actor empieza a recorrer el Camino Propio.
Se dice que un director de teatro es genial cuando facilita al actor el punto de fuga
necesario para emprender el Camino Propio.
Se dice que un actor de teatro es excelente cuando en los ensayos obedece
con prontitud al director, acude puntual a su encuentro y no se preocupa en
absoluto del Camino Propio.
Cuando un director no es genial y un actor no es excelente, es muy probable
que los egos de ambos choquen sin remedio hasta alcanzar el Punto de Huida.
El Punto de Huida es el lugar donde los caminos del director y del actor se
bifurcan para no encontrarse jamás.
El Punto de Huida es el lugar donde la obra muere, aun cuando sea
representada numerosas veces.
El Punto de Fuga Necesario hará, sin embargo, que la obra sea digna de ver,
aun cuando sus representaciones puedan contarse con los dedos de la mano.
De ahí que el Cielo prefiera al pájaro que vuela una vez, que no a cientos
cómodamente instalados en sus jaulas para siempre.
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