Al señor Mouriño hay que agradecerle que se dedicara al fútbol y no a fundar una secta. Hubiera suicidado a todos sus adeptos.
Nota nada marginal:
El señor Mouriño no me interesa en absoluto. Ni tan siquiera serviría para personaje shakespeariano de segunda fila. En cambio me interesa muchísismo una sociedad, la española, que se dedica a enaltecer a los mediocres.
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