El lenguaje no es inocente. Al principio nos
llamaron por lo que éramos; “pacientes”, es decir, gente que sufre una
enfermedad. Después, desde las instituciones públicas, nos llamaron “usuarios”.
Entonces dejamos de reconocernos y de admitir las enfermedades como parte de la
vida. A la muerte la llamaron perversamente “exitus” que significa “salida”. Ahora,
en pleno vértigo privatizador, nos quieren llamar “clientes.” Como si los
hospitales fueran lujosos hoteles temáticos. De aquellos polvos, estos lodos.
1 comentario:
Es verdad que el lenguaje nunca es inocente, pero también es verdad que, como todas las manifestaciones culturales, es un síntoma de la sociedad que lo utiliza. Lo de "exitus" es una cosa increíble...
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