viernes, 15 de febrero de 2013

LA GUERRA LENTA.



(TO MY SON)


Mi hijo tiene quince años, va al instituto y este año tiene entre sus asignaturas Historia Contemporánea. Hace poco me dijo que estaban dando la segunda guerra mundial.
Desde hace un par de años estudio Historia de manera contumaz, redescubriendo una antigua pasión desde mi época de la Universidad, que solía cerrar con puntualidad matemática las autoridad gubernativa, cada vez que al entonces príncipe Juan Carlos le daba por visitar Sevilla. Era época de huelgas y persecuciones.
Mi hijo de vez en cuando me consulta algo y charlamos. No hace mucho hablamos de la Gran Depresión, de sus causas y consecuencias. También de sus similitudes con la crisis que nos asola. El otro día, en medio del desayuno, me sorprendió lanzando  el nombre de estos tiempos como un dardo que se clavara en el mismo centro de la diana: “La guerra lenta”, dijo y después se levantó y le dijo a su madre si lo podía llevar en coche al instituto porque se le había hecho tarde.

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