“El estado es el
problema”, dicen. Sin embargo no tienen ningún problema en trabajar para el
Estado. Se hacen registradores, jueces, abogados del Estado y, tras vivir del Estado,
se hacen políticos propugnando políticas que rompen al Estado por dentro.
¿Y los empresarios? Se
llenan la boca con la propiedad privada y con que el Estado no debe intervenir,
sin embargo un gran número de ellos viven de trabajos que sus empresas privadísimas
realizan para el Estado. Cegados por la
ambición, en vez de engordar a la gallina, les roban sus huevos y después se la
comen con patatas.
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