(Devoted to F. F. and H.)
Moviéndose permanentemente en la frontera como
límite entre lo conocido y lo desconocido, el artista transita por la cuerda
floja con el abismo al fondo. Algunos caen e ingresan en la locura. Otros
sobreviven renunciando a una vida cómoda. Es el precio a pagar por disputarles el don de crear a los propios dioses.
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