Todo el mundo,
sobre todo el mediático, se empeña en decir que una cosa es el fanatismo y otra
el Islam y que no tienen nada que ver. ¿Y por qué será que a mí me da la
impresión que, lejos de emitir una verdad, lo que hacen es ocultar una
cobardía? Algo así como vamos a darle bien de comer al león para que no nos
coma. Tenemos muchos musulmanes en casa a los que explotamos bien, les damos
los peores trabajos, los peores sueldos, los horarios peores y además nos
sirven para bajarles los humos y los derechos a nuestros curritos occidentales.
Pero dejemos por
un momento al Islam y vengámonos a nuestros siglos de Inquisición, tortura y
hoguera. ¿Alguien en su sano juicio puede decir que el fanatismo no tiene nada
que ver con el cristianismo protestante o católico? Ahí tenemos a Miguel Servet
el anatomista que descubrió la doble circulación de la sangre quemado dos veces
en el XVI. Por los católicos, en ausencia, porque huyó y por los calvinistas en
presencia porque no pudo huir.... ¿Ha dejado la Iglesia en Occidente de ser
intolerante? En absoluto, sabe amoldarse cuando los tiempos no soplan a favor y
se crece cuando los tiempos les son favorables como en España.
Véanse las
bochornosas e inaceptables declaraciones de tantos purpurados. Véanse sus
vergonzosas prerrogativas y sinecuras otorgadas por unos gobiernos activamente
confesionales o pusilánimes. ¿Para cuándo piensan anular el Concordato
franquista?
El fanatismo
está intrínsecamente unido a la religión. Es su hijo legítimo. El monoteísmo
siempre ha sido y será un león insaciable.
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