Me resulta muy duro decirlo, pero
ha llegado un momento en mi vida en que es preferible decir la verdad, toda la
verdad y nada más que la verdad. Y esta verdad es la siguiente:
Las relaciones sexuales entre
actores y actrices deben ser puramente recreativas. Jamás reproductivas. Bien
es verdad que dicha verdad se ve atemperada, en parte, porque nuestro oficio
acoge generosamente en su seno a un número nada desdeñable de homosexuales
actores y actrices homosexuales, pero aun así la dura norma general, antes
citada, les sería asimismo aplicable porque, cuando he dicho relaciones
sexuales no reproductivas, he cometido una fragrante imprecisión. En realidad,
lo que quiero decir es que las relaciones sexuales interpersonales,
homosexuales o no, deben ser efímeras y circunstanciales, sin ningún atisbo de
estabilidad. Escarceos, coqueteos, devaneos, espolvoreos…todos los que se
quieran y más. (Por algo nuestro oficio tiene el placer de ser muy rumboso en
cuanto al uso y disfrute del cuerpo, siendo la envidia de clérigos reprimidos,
perversos, pichaflojas o pederastas).
Ahora bien, en el momento en que
alguna actriz, compelida por su legítimo deseo de maternidad, o algún actor,
acuciado por un insano deseo de dejar alguna huella en el mundo, quisiera ser
madre o padre o simplemente pretendiera tener un relación estable y formar una
familia más o menos convencional, sería muy deseable que pescaran en aguas más
profundas y tranquilas que no tuvieran nada que ver con el artisteo.
Músicos, poetas, malabaristas,
artistas plásticos, danzarines, dramaturgos, cantautores, actores, son oficios
con muy pocos beneficios, no solo desde un punto de vista coyuntural (esta
crisis galopante que se está llevando todo por delante) sino también
estructural. En España no hay nada que hacer. Este es un país de toreros, mises
y futbolistas millonarios con una superpoblación muy cualificada de artistas
pobres.
Para que un actor o actriz pueda
desempeñar su trabajo sin la angustia que la escasa práctica de su oficio
procura, debe chulearse a sí mismo o dar un braguetazo.
Chulearse a sí mismo o a sí misma
significa que el histrión o la histriona dedique una parte considerable de su
tiempo a labrarse un porvenir que le provea de una entrada continua de dinero y
así, de esta manera, pueda entregarse a su verdadera vocación, si no de forma
exclusiva sí, quizás, intensiva. Para ello, lo más recomendable es trabajar lo
más autónomamente posible. No depender de ningún jefe. Taxista autónomo,
decorador, fontanera, pintor de brocha gorda, albañil, carpintero, ebanista,
sastra, profesora de clases particulares, prostituto fino, prostituta selecta,
son oficios en donde uno puede establecer su propio horario con cierta flexibilidad.
En cuanto al braguetazo, como su
propio nombre indica, se trata de enamorarse de algún notario o farmacéutica,
profesiones que acarrean abundantes y continuos ingresos en la cuenta corriente.
Aquí se produce un equilibrio absoluto en la contraprestación ya que, en
general, las notarias y los farmacéuticos no son seres que sobresalgan
precisamente por lo divertido de sus profesiones mientras que los actores y las
actrices son seres muy dados a lo festivo. (Resulta muy significativo que cuando
se reúnen entre ellos para darse premios, envidiarse y fotografiarse juntos,
dichos encuentros reciban el nombre de Festivales). Notarios, farmacéuticas,
registradoras de la propiedad o agentes inmobiliarios no disponen, sin embargo,
de estos felices encuentros.
El equilibrio queda plenamente
asegurado entre el histrión y la farmaceútica, por ejemplo. “Yo te introduzco
en el mundo del glamour y la apostasía y, a cambio, tú me das seguridad a
través de tu aburrido dinero”. Bien puede ser la frase que selle una alianza
eterna.
¿Qué impide pues, que durante
está armónica relación no pueda la actriz procrear varios hijos del notario y
desarrollar plenamente su profesión mediante el recurso de alguna nodriza?
¿Quién pude impedir, por otro
lado, que el actor no introduzca en el vientre virgen de la farmacéutica la
semillita que la haga la mujer más completa y realizada del mundo mientras él
obtiene aplausos sin fin en los escenarios?
¿Qué obstáculos debería sortear
una pareja homosexual compuesta por actriz- registradora o notario-actor para
que su vida no fuera coser y cantar? Ninguno, salvo los efímeros momentos en
que gobierne la ultraderecha y ni aun así pues, gracias a las redes sociales, nos
enteramos rápidamente de qué pie cojean los políticos que aparentemente no cojean
¡El mundo virtual es un patio de vecinos donde todo se acaba sabiendo!
Mucho podría alargarme sobre un
tema tan sugerente y que estoy seguro servirá de ayuda a mis compañeros y
compañeras muy jóvenes quienes, llevados por una lógica ilusión, creen que
podrían vivir del histrionismo valiéndose exclusivamente de sus habilidades perfomativas.
Por desgracia sucede en contadísimos casos.
Más les vale que, en previsión
del negrísimo futuro que les espera, saliesen del ensimismado mundo del artisteo
y la dramaturgia y empleasen una porción razonable de su tiempo a viajar a los
mundo exteriores y allí se relacionasen con estudiantes de notaría o farmacia. Quién
sabe.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo.
Asegurarse el alimento está muy bien.
Puesta a elegir, un banquero honesto si los hubiera.
El farmacéutico terminaría oliendo a formol y eso a las mujeres no nos gusta
Buenos días
¿Un banquero honesto?
Imposible.
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