Frente al nacionalismo
burgués, Marx se sacó de la manga una
flor diferente que olía a clase obrera y la llamó internacionalismo proletario.
“Qué mas da que te
pongas en el ojal la flor de la catalanidad o de la españolidad, si te van a
recortar lo mismo en educación que en sanidad”, viene a decir la flor
silvestre cuando se pone poética y
proletaria. (Cuando se pone poética, la flor silvestre suele hacer rimas muy
pegadizas y contundentes).
Por eso me asombra un
poco que un partido, que se llama de izquierda republicana, sea catalán y
soberanista y me asombra un poco más que los analistas políticos digan que la
flor de la catalanidad ha preferido elegir el ojal original (Esquerra republicana
de Catalunya) y no la copia, CIU, sabiendo como sabemos que es un partido de
derechas que representa inequívocamente los intereses de la gran burguesía.
A mí esto me parece un
contrasentido y un sindiós. Es como si fuera posible decir Internacionalismo
nacionalista o Nacionalismo proletario.
No sé que pensará el
señor Guardiola de todo esto en su refugio de Nueva York. Los deportistas de
élite no son como el señor Eastwood, un director de cine que se declara muy de
derechas y sin embargo hace películas muy de izquierdas.
Los deportistas de
élite, cuyo único objetivo es ganar, suelen tener siempre las cosas muy claras.
No meterse nunca en política salvo cuando la política es ganadora. Entonces sí,
entonces se arropan bajo la misma bandera y se ponen la misma flor en el ojal
adecuado.
(Véase “El señor
Guardiola y la flor de la catalanidad” del 14 de Septiembre de 2012 en la
etiqueta El Poder)
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