Nunca me he explicado aquí en el Sur la manía de
las autoridades municipales de llenar los pueblos costeros de palmeras. Las palmeras
son muy caras, muy engorrosas de mantener y últimamente se están muriendo todas
por el escarabajo rojo, una plaga de Egipto despistada de la época de Moisés.
Me temo que nuestras autoridades municipales fueron adictas a prolongadas
estancias en las playas de Florida, pagadas por los contribuyentes en la época
feliz del ladrillo o devoran con fruición la estética hortera de CSI. Con lo
bonito que sería poblar nuestras aceras de naranjos y limoneros que cuestan
bastante menos, dan sombra, huelen muy bien y su mantenimiento es baratísimo…
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