El estómago agradecido se define como “Epifenómeno desprovisto de cabeza y pies, de flexibilidad extrema, genuflexión máxima y olfato altamente desarrollado. El hábitat natural del estómago agradecido son las instancias de poder”.
De la misma manera que el prestigio de cualquier depredador sofisticado como el tiburón se mide a través de las rémoras que lleva consigo, el poderoso suele acompañarse de una cohorte de estómagos agradecidos cuya misión esencial es cantar las glorias de su señor al mismo tiempo que ejercen de felpudo. Los poderosos suelen ser bastante vanidosos y muy proclives a los halagos disparatados y a las loas excelsas. De ahí que una variedad de estómago agradecido muy extendida en la actualidad sean los cantamañanas tanto en su vertiente de cítaras de héroes deportivos como de mamporreros de políticos y banqueros. Los medios de comunicación son grandes proveedores de cantamañanas. De hecho se están produciendo extensas e íntimas sinonimias entre medios de comunicación, estómagos agradecidos y medios políticos y económicos.
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