(De rigurosa aplicación a todos los censores)
El fiscal que acusó de inmoralidad a Flaubert por su
“Madame Bovary” y a Baudelaire por “Las flores del Mal” fue, como se descubrió
más tarde, el autor anónimo de unos poemas pornográficos, bastante buenos
técnicamente, que circularon por París con gran éxito…
¿Reprimo en el otro la libertad que me concedo o
hago que el otro asuma mi sentido de culpa? Parece evidente que la verdadera
Madame Bovary nunca fue Flaubert.
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