I-
-¿Tiene usted miedo?
-¿De quién, de usted?
-No, de la gente, de la
calle. Su infierno es nuestra esperanza.
II-
El
neoliberalismo no busca la desaparición del Estado. No es tan estúpido como
para matar definitivamente el cuerpo que vampiriza. El neoliberalismo persigue la destrucción del
Estado de Bienestar que es un Estado protector y social. Disminuir el Estado de
todos y aumentar el Estado de unos pocos, los ricos. Estas son sus armas:
El miedo.
Reformas laborales que aumenten la
inseguridad y la indefensión del trabajador.
La
advertencia: Una justicia que protege todos sus desmanes (Estafas bancarias,
desahucios, desastres ecológicos) expulsando toda disidencia; jueces díscolos, fiscales insumisos…
La coerción:
Leyes que criminalizan la protesta social y una policía cada vez más brutal y
arbitraria con un ejército detrás como salvaguarda de la sagrada unidad de su
Patria.
La propaganda:
Unos medios de comunicación totalmente intervenidos por la banca, los fondos buitre de inversión y las grandes
empresas.
La enseñanza:
Empobrecida por los recortes y maniatada por la asepsia, la acefalia y la
religión.
...Y enfrente una
izquierda cómplice o inútil, un pueblo anestesiado aún por la época en que
vivió como nuevo rico y una juventud acomodada en sus multipantallas.
III-
El
neoliberalismo, sintiéndose impune, empieza a mostrar su verdadero rostro, el
rostro del vampiro insaciable.
La víctima
tiene solo dos posibilidades:
I-Contribuir
sumisamente a la destrucción del vampiro mediante su autodestrucción.
II- Entrar en
la orgía de la sangre combatiendo al vampiro con sus mismas armas.
Conclusión:
Es tiempo de
elegir
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