viernes, 22 de noviembre de 2013

Ayer, desde las siete de la mañana hasta el fin del día, cayó a plomo un frío siberiano sobre el secadero de arroz donde se rodaba la película de Alberto Rodríguez LA ISLA MÍNIMA. Todas las escenas se rodaban en exteriores.

Es cierto que el frío, tan igualitario, nos atacó a todos, pero no es menos cierto que se cebó inmisericorde sobre los cuerpos inermes de figurantes y actores vestidos como si fuera verano.
Paradojas del cine. Es probable que el frío de ayer se haga un hueco en mi memoria del fututo y allí permanezca para siempre. Simple anécdota. Porque lo importante fue la amabilidad de todos y su diligencia en socorrernos, la cercanía del director matizando a los actores y la belleza de las imágenes que iba fotografiando Alex Catalá.


La imagen que aquí te muestro pertenece al rodaje. “El Peter O´Toole de las Marismas”, me llamó uno de los productores cuando vio las imágenes en el monitor. Peter O´Toole era mi actor favorito en los lejanos días de la infancia cuando no sabía que iba a ser actor. Lo que sí sé es que esta imagen que ves, tomada en un descanso, pertenece a otro día donde el traje se acomodaba como un guante a la benignidad del clima.

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