El
tiempo ni se crea ni se destruye pero se transforma en diferentes maneras de
relacionarse con los objetos. Hay un tiempo demorado, mi tiempo, en donde hablo
del tiempo y los objetos y hay un tiempo, que no me pertenece, un tiempo otro
donde soy un objeto que se relaciona. Si fuera metafísico, me gustaría
construir una metafísica de los objetos para hablar del tiempo. Pero como no lo
soy, debo hablar del pájaro mecánico que está en el patio de la cocina, al
relente, encima del mueble de las herramientas.
Allí
yace en su jaula desde hace años, al lado de objetos inertes que se van
acumulando por simple ocupación de espacio. Aunque el tiempo lo ha tumbado
definitivamente en el suelo, el pájaro sigue cantando cuando abro una puerta o
pasa un coche o se rompe un vaso…
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