lunes, 13 de febrero de 2012

MÉTODO INFALIBLE PARA ELIMINAR FANÁTICOS



Principio teórico. (Alienador y fanático):
La necesidad de sacralizar el deporte es directamente proporcional al complejo de inferioridad y a la ignorancia del pueblo que sublima sus frustraciones divinizando a sus deportistas. El héroe se sitúa por encima del bien y del mal mientras el pueblo se enreda en luchas tribales y canallas. Desde sus cómodos palcos, los grandes hombres se fuman el puro de la paz social y festejan su victoria por goleada.

Principio práctico. (Desalienador y fantástico):
A la hora de practicar este sano principio, recurriremos a la fantasía y a las matemáticas.
Imagínese a su héroe deportivo recién levantado encaminándose al servicio para practicar la primera micción. Los periódicos deportivos le habrán informado hace tiempo de los ingresos deportivos y publicitarios del héroe en un año. Pongamos que mil millones de las antiguas pesetas (seis millones de euros), tirando por lo bajo. Mientras su héroe micciona con su miembro divino, haga usted una sencilla operación. Divida  mil millones entre trescientos sesenta y cinco días. No se preocupe si no tiene una calculadora a mano. Lo puede hacer con papel y lápiz. Tómese su tiempo. La meada del héroe es tan larga y abundante como su fama, extendida hasta el fin de la historia por una cohorte de cantamañanas mediáticos.
2.739.726 será la portentosa cifra. ¡Más de dos millones y medio de pesetas! que trasladaremos inmediatamente a la cabeza del héroe quien, acabada la micción y mientras tira de la cadena, piensa: “¡Joder! ¡Nada más levantarme y acabo de meterme en el bolsillo casi tres millones de pelas! ¡Y ahora a entrenar y después a jugar a la play!”
En ese instante su asalariada mente multiplicará con la celeridad del rayo su mísero sueldo mensual por doce y que le dará un total anual menor de lo que su héroe gana ese día mientras mea y tira de la cadena.
Imagine ahora que, mientras usted se toma una caña en el bar o se fuma un porro, su héroe se está metiendo alguna pócima mágica que le asegure su condición divina. Será ése el único momento en que realmente coincidan.

3 comentarios:

Luis Colucci dijo...

Lúcido y preciso, señor Porquero.
Saludos.

El Porquero de Agamenón dijo...

Muchas gracias señor Colucci.Es muy agradable verlo por aquí después de su feliz viaje a Brasil.

Luis Colucci dijo...

Gracias por la bienvenida, señor Porquero. En efecto, el viaje fue muy placentero ya que por esos días el lugar estaba lo suficientemente tranquilo como para poder disfrutarlo. Un gusto volver a leerlo.