La salida de la crisis es tan inevitable como la
prosperidad que vendrá. Tan inevitable, incluso, como que el tiempo de salida
dependerá de quién paga el precio. Si el precio es repartido proporcionalmente (los
más ricos deberían pagar muchísimo más) no tardaremos demasiado. Si, como está
sucediendo, el precio lo pagamos los que menos culpa tenemos, es posible que
nos perpetuemos en la pobreza mientras los ricos se eternizan en el aumento de
sus riquezas.
La guillotina aparece entonces no sólo como
elemento revolucionario (su necesidad deviene incuestionable a medida que sus
medidas tan sólo sirven para que ellos se salven mientras los demás se hunden)
sino también como acelerador uniforme del tiempo. Pura física aplicada.
2 comentarios:
Nos seguimos hundiendo
Un abrazo
Efectivamente, nos seguimos hundiendo los de siempre.Pura física histórica.
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