La patafísica es
metafísica pura pasada por el surrealismo hilarante y francés de Alfred Jarry
que la aplicó a la realidad pedestre y prosaica de principios del XX. Durante
cien años experimentó una irresistible ascensión hasta llegar a su apogeo más
desmedido en estos tiempos tan correctos donde reinan al alimón el eufemismo
idiota, (usuarios en vez de enfermos) y el uso de la arroba a granel, (usuarios@s, gilipollos @s).
Por eso yo, el Porquero,
aplico la patafísica con frecuencia inaudita desde mi catacumba. Hasta yo mismo
me espanto de la cantidad de patadas en el culo que hay que propinar a tanto
biempensante que se la coge con papel de fumar. La patafísica es una bomba de
relojería en los huevos de:
Políticos
patéticos, líderes lunáticos, empresarios modélicos, banqueros prácticos,
promotores poliédricos, economistas hipostáticos, presbíteros vitriólicos, manipuladores
mediáticos, periodistas pesebristas, asesores dinámicos, jueces estáticos, abogados
consagrados, registradores indecisos, socialistas españolistas y arribistas,
fachas jurásicos, enchufados del Trifásico, sindicalistas pancistas, tecnócratas
burocráticos, feministas fantásticas…
… filósofos
asépticos, dramaturgos prostáticos, cocineros diabéticos, intelectuales
problemáticos, críticos cítricos, ensayistas ácidos, novelistas pacifistas, arquitectos
emblemáticos, diseñadores globales, cineastas plastas y brutales, sicoanalistas
vanguardistas, actores freudianos, actrices stanislavskianas, maricones
miméticos, lesbianas lacanianas, reporteros callejeros, entrenadores groseros,
futbolistas narcisistas, deportistas solidarios, imbéciles sostenibles, idiotas
multiétnicas, creativos multiorgásmicos y una larguísima retahíla de chusma
analfabeta que se toma demasiado en serio a sí misma.
Los pocos patafísicos
que en el mundo hay nos caracterizamos por un desarrolladísimo sentido del
olfato que nos hace detectar a leguas a todos aquellos que van oliendo mierda
con la nariz. Son los seres investidos y solemnes que confunden lo que hacen
con lo que son. Lo suyo es una hipostasis o suplantación descarada de su
esencia de mierdas por una sobreactuada representación del papel que ellos mismos
se otorgan.
Histórico,
importante, extremo y brutal son sus adjetivos preferidos. Entre los
sustantivos podríamos destacar: sostenibilidad, visibilidad, accesibilidad,
gobernabilidad y un montón de palabros larguísimos que forman parte de lo que
este porquero metido a gramático canalla denomina lenguaje tecnoburro que
produce una impotencia sexual suma y una infollabilidad extrema.
La verdad es que
podría extenderme muchísimo más en este ameno tema de gilipollas integrales,
directores de festivales, cantantes bisbalianos, músicos ecológicos, artistas
patateros, poetas locales y florales, pero me reclaman perentoriamente los
pechos túrgidos de un doncella y no es cuestión de hacerlos esperar. Que os
aproveche.
3 comentarios:
Pues nos quedan muchos años por delante y... por detrás.
Eso sí, prefiero estar a no estar
Un abrazo
Qué exageración de pechos tiene la doncella.
Querida señorita Aquí.
Su primera entrada no la entiendo,debe ser que estoy espeso esta tarde de domingo.
En cuanto a la segunda tiene usted razón pero es que la patafísica es pura exageración,Un beso.
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