Tenía un par de reflexiones buenas (o al menos eso creo) respecto al arte de viajar y al de mirar, alguna incluso tenía que ver con esa estatua de la foto que se coló en una historia-ficción que en cierta ocasión escribí con más fuerza que acierto... El caso es que quería felicitarle por su apología de la rodilla a la que el azar me llevó esta tarde. Enhorabuena.
Estimado Porquero: Abusando de su probada longanimidad, así como de su contrastado estoicismo ante comentaristas pelmas, me permito sucumbir a la tentación de reseñar que la iconografía que acompaña a su sabia entrada de hoy corresponde al grupo escultórico denominado “El regreso de Williams B. Arrensberg”, cuyo autor es Eduardo Úrculo, y cuyo protagonista reposa su pétrea mirada en las paredes de la catedral de la “muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heróica y buena ciudad de Oviedo” (no lo digo yo, lo dice el escudo)
Y además, tenemos sidra.
Salu2
PD:Y quedan invitados a degustar “in situ” este refrescante y diurético brebaje , no solo el autor de este insigne blog, sino cualquier ente porcino que por él pulule y todos los distinguidos comentaristas que adornen con sus opiniones las tan magníficas- y sintéticas- entradas a la que esta extraordinaria catacumba ciberespacial nos tiene habituados. Y, por si fuera poco, me comprometo al pago de las primeras 24 botellas de sidra que los susodichos sean capaces de trasegar, así como a la reserva de plaza en un decoroso urinario que haga justicia a tan distinguidos visitantes.
Es usted,estimado señor Tordon,un prodigio de amabilidad.No sé por qué ya me barruntaba yo que la ciudad era la sin par Oviedo,famosa por la probidad de sus gentes y la sabiduría y empaque de sus tordones, admirados en el mundo entero por sus gafas y sus motos. La sidra me gusta y mucho.Es un trasiego que beneficia mucho a mi gaznate y a mi alma y también a mis cerdos.
Más de una vez he soñado con la dieta perfecta para ellos en que incluiría litros y litros de sidra escanciada al astur modo.Seguro que mis jamones sabrían divinamente. Muchas gracias por sus etílicos ofrecimientos a los que alguna vez,digo yo,tendré que acceder. Muchas gracias una vez más.
8 comentarios:
Tenía un par de reflexiones buenas (o al menos eso creo) respecto al arte de viajar y al de mirar, alguna incluso tenía que ver con esa estatua de la foto que se coló en una historia-ficción que en cierta ocasión escribí con más fuerza que acierto... El caso es que quería felicitarle por su apología de la rodilla a la que el azar me llevó esta tarde. Enhorabuena.
Es usted muy amable.Muchísimas gracias y bienvenido sea a este blog
Magnífica estatua, en insigne ciudad, con extraordinarios habitantes (la ciudad, no la estatua)...
Gracias aunque la estatua no es mía,la ciudad tampoco y a sus habitantes no los conozco.
¡Pues no sabe usted lo que se pierde...!
Estimado Porquero:
Abusando de su probada longanimidad, así como de su contrastado estoicismo ante comentaristas pelmas, me permito sucumbir a la tentación de reseñar que la iconografía que acompaña a su sabia entrada de hoy corresponde al grupo escultórico denominado “El regreso de Williams B. Arrensberg”, cuyo autor es Eduardo Úrculo, y cuyo protagonista reposa su pétrea mirada en las paredes de la catedral de la “muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heróica y buena ciudad de Oviedo” (no lo digo yo, lo dice el escudo)
Y además, tenemos sidra.
Salu2
PD:Y quedan invitados a degustar “in situ” este refrescante y diurético brebaje , no solo el autor de este insigne blog, sino cualquier ente porcino que por él pulule y todos los distinguidos comentaristas que adornen con sus opiniones las tan magníficas- y sintéticas- entradas a la que esta extraordinaria catacumba ciberespacial nos tiene habituados.
Y, por si fuera poco, me comprometo al pago de las primeras 24 botellas de sidra que los susodichos sean capaces de trasegar, así como a la reserva de plaza en un decoroso urinario que haga justicia a tan distinguidos visitantes.
Es usted,estimado señor Tordon,un prodigio de amabilidad.No sé por qué ya me barruntaba yo que la ciudad era la sin par Oviedo,famosa por la probidad de sus gentes y la sabiduría y empaque de sus tordones, admirados en el mundo entero por sus gafas y sus motos.
La sidra me gusta y mucho.Es un trasiego que beneficia mucho a mi gaznate y a mi alma y también a mis cerdos.
Más de una vez he soñado con la dieta perfecta para ellos en que incluiría litros y litros de sidra escanciada al astur modo.Seguro que mis jamones sabrían divinamente.
Muchas gracias por sus etílicos ofrecimientos a los que alguna vez,digo yo,tendré que acceder.
Muchas gracias una vez más.
Sr. Tordon. Muchas gracias por su invitación. Acepto encantada, la sidra me gusta. Me gusta muchísimo.
Tengo muchas cosas un poco abandonadas y entre ellos, su fantástico blog.
¿Me disculpa?
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