Junto a la sangre y a las heces, la orina pertenece a la gramática analítica por derecho propio pues son detectores de cualquier dolencia o enfermedad. ¿Quién no guarda en su memoria la típica escena de película histórica en la que un empelucado médico analiza con mirada de halcón y nariz de sabueso los detritos reales depositados en un orinal? La cosa ha cambiado mucho desde entonces. Excepto algún viejo despistado, ya nadie tiene un orinal debajo de la cama. Tampoco ningún médico lleva peluca y sin embargo la monarquía persiste, cosa que no acabo de entender. Tan modernos para los análisis urinarios y tan antiguos para los tronos y las coronas. Se me podrá decir con toda razón que la monarquía se ha modernizado tanto como los análisis de orina, lo cual es cierto. Hoy todo es mucho más higiénico, pero también es cierto que les seguimos pagando a reyes y emperadores como hace siglos; bodas, bautizos, palacios y viajes con vistas a que tengan una estancia larga y feliz en la tierra.
La verdad es que no sé por qué me pongo tan revolucionariamente francés cuando hablo de escatologías gramaticales como la orina y las heces. ¿Será que todavía persiste en mí la imagen de los juegos infantiles cuando nos colocábamos los orinales en la cabeza semejando coronas? A mucha gente le da por leer revistas rosas cuando se sienta en el váter. A mí, sin embargo, me da extrañamente por pensar y, cuando orino, tengo la manía de poner las dos manos en la pared como si me estuvieran cacheando o como si fuera uno de los fusilados el dos de mayo por los franceses de Goya, visto de espaldas y con el muro delante y no detrás. ¿Querrá esto decir que pienso del revés?¿Viviré de espaldas a los tiempos actuales?¿Seré un afrancesado decimonónico en escisión sufriente entre la incapacidad de gritar “vivan las cadenas” y por otro lado ver cómo mis ideales de ilustración y enciclopedia me son impuestos a golpes de bayoneta?¿Será que en el fondo vivo en un sin vivir cada vez que espero los resultados de los análisis de sangre y orina? ¿Habré iniciado ya la vuelta irremediable al orinal de la infancia de debajo de la cama?...
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