Lolita es la quintaesencia del complejo de la mantis religiosa cuyo insecto hembra devora al insecto macho una vez fecundada. Y uno se pregunta con pregunta de insecto macho ¿Para qué meterla si uno sabe que va a morir?
“Pues por eso”, vienen a decirnos en resumidas cuentas las sicologías varias del inconsciente y uno no tiene más remedio que acudir otra vez a los griegos y a sus mitos que es en donde beben todas las sicologías. Nos vienen entonces los nombres simbólicos de Eros y Tánatos, unidos en sagrada cópula, y también los nombres propios de Antígona, Edipo, Medea… que, con sus nombres antiguos e individuales, nombran complejos y pulsiones modernas y generales. La mayoría de los seres humanos no sabe que lleva un teatro en su interior. Todos somos actores y espectadores involuntarios del gran teatro de nuestra sique donde operan fuerzas contrarias en combate permanente. También nos constituimos en nuestra propia catarsis. Nosotros somos su resultado; a veces, una tragedia, a veces una comedia y las más, una mezcla tragicómica. Por eso a mí la pervivencia del teatro no me preocupa lo más mínimo como tampoco me preocupa si soy o no soy libre. Mientras existan las lolitas, sé que mi libertad será siempre relativa y que nunca seré dueño del todo de mis actos. Mis actos son producto de los sueños, cocodrilos nocturnos que navegan por las aguas profundas del inconsciente. “El hombre está hecho de la materia de sus sueños”, dijo Shakespeare, fundador de la sicología moderna y gran cazador de cocodrilos.
Pero yo no escribo para dar un curso intensivo sobre Shakespeare o sobre los griegos sino para describir al gran cocodrilo, el más voraz; “el sueño de autodestrucción”, que es sueño macho del hombre maduro que se convierte en Pigmalión porque ha llegado a la edad peligrosa donde cree que lo sabe todo. Un hombre de vuelta significa exactamente un hombre que quiere volver a ser joven porque ya lo sabe todo. Tempus fugit. Para ello la naturaleza, que es sabia de verdad, dispuso de un número ilimitado de Lolitas para bajar al hombre maduro de su pedestal y encaminarlo hacia la muerte. Las lolitas en apariencia son siempre inocentes y cándidas. En realidad son bombas de fragmentación de efecto retardado que suelen explotar inesperadamente dejando una cantidad enorme de cadáveres a su alrededor. Los cadáveres pueden ser metafóricos o no. De todas maneras al hombre maduro, si no lo deja cadáver del todo, lo ingresa directamente en el asilo a tomar sopita caliente de por vida. Uno jamás sale impune de una experiencia con lolitas. Estar con una lolita es una experiencia “liminar”, como diría un filósofo posmoderno. Es fundamental que haya una diferencia de edad considerable y una diferencia de estatus considerable también. A favor, claro está, de la lolita. Aunque a simple vista parezca lo contrario…
4 comentarios:
Lo del teatro interior me ha hecho mucha gracia. Digamos pues que las somatizaciones no son más que un huelga de actores.
En cuanto a las lolitas, aun no soy lo suficientemente inconsciente por la acumulación medios saberes como para dejarme aniquilar por una, pero incluso en etapas anteriores ya causan estragos, porque siempre tienen algo de lo que uno se ha desprendido, la perfección de la juventud.
En fin...
Estimada señor Argax.
No está mal la relación entre la somatización y la huelga de actores.Lo tendré presente.
La lolitas son vampiros especulares que reflejan la mirada voraz del hombre maduro.
Lo cierto es que si uno tiene la suerte/desgracia de tener una relación con una Lolita...la cosa puede derivar en tragedia con una facilidad pasmosa
No dejan de ser niñas a las que la vida de una forma o de otra las maltrató.
Siempre serán las más perjudicadas.
No sé,no sé...no estoy tan seguro...creo comprender su comprensible punto de vista de mujer y,a lo mejor también de madre,pero...no sé ¡quién se aprovecha más de quién?
Hay cada lolita por ahí...Uf...Me lo pone muy difícil estimada señorita.
No olvide que hablo de la lolita como el sueño de destrucción del hombre,sueño que es cierto...no hablo exactamente de la realidad real...claro que últimamente las niñas jóvenes visten de una manera que...Uf...No sé...no sé...Parecen pasteles andantes en medio de una multitud de hambrientos...Es muy complicado controlarse..,que hay que hacerlo por supuesto...Uno procura mirar sin dañar...pero está claro que hay que mirar porque ellas también son muy miradas con respecto a la atención que provocan...entre otras cosas porque me parece a mí que muchas jovencitas son muy conscientes de los efectos demoledores que causan...y últimamente con esas larquísimas piernas en pantalones cortísimos subidas a esos tacones altísimos a plena luz del día...Uf...Se necesita hacer un gran acopio de control oriental...porque es que...cada vez es más duro ser hombre...No sé...no sé...
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