lunes, 26 de julio de 2010

ROTONDAS,BOLAS,INMOBILIARIAS.







El supermercado de abajo, con el preámbulo de la rotonda donde todo colinda, marca el mojón alimentario en que la avenida común se hace definitivamente plana y suave. Las dos avenidas vienen de fundirse en la rotonda que es como si se dijera que uno puede empezar a quitarse los zapatos y ponerse cómodo. De hecho la rotonda consta de una explanada muy verde en cuyo centro se abraza una pareja de muñecos esquemáticos, rojos y muy grandes. A pesar del esquematismo moderno e infantil de la escultura, uno puede apreciar que los muñecos se abrazan en posición sumamente erótica. De un erotismo muy moderno también pues ella rodea con sus brazos a un maromo sentada en sus rodillas y de frente, de manera que si al maromo le diera por poseerla allí mismo y ella llevara falda y no pantalones al maromo le resultaría extremadamente fácil establecer la cópula.



Es muy significativo que una gran parte de las rotondas de mi pueblo estén amenizadas por un sinfín de enormes bolas que bien podrían aludir a ciertos atributos masculinos o también ser un soterrado homenaje al emblemático apellido del alcalde casi perpetuo al que le gusta hablar por el móvil mientras se pasea por la biblioteca pública en horario público. Hay una rotonda que enlaza la salida de la autopista con la proximidad del centro en sí que consta de una sola e inmensa bola que parece que lucha por salirse del estrecho cerco en que la tiene encerrada una cerca circular como si fueran los michelines de una gorda embutida en estrecho pantalón y camiseta ajustadísima que dejara al aire libre las fofeces colindantes con el ombligo. El artista la llamó acertadamente “reflejos de un pueblo” y el pueblo la llama equivocadamente la bola de helado. El caso es que la bola de helado desgraciadamente nunca se derrite sino que refulge en los ojos de los conductores ya que se halla revestida de trozos de azulejos que captan los rayos solares y los devuelven generosamente a quien ose mirarla.


Yo jamás la miro cuando me aproximo a ella. La trato como si fuera una Gorgona. Me limito a poner el intermitente a la derecha que me conducirá mediante tres o cuatro rotondas más a mi dulce y nuevo hogar. Nada más aparcar el coche en el porche delantero, abriré la casa y me pondré cómodo. Lo importante es que, a pesar de sus continuas y contumaces cuestas, uno puede ponerse cómodo en cualquier lugar del pueblo en donde vivo. De hecho es muy habitual ver a numerosos veraneantes más o menos acangrejados haciendo la compra en el supermercado de abajo como si fueran Adriano Celentano recién llegado al bar de la esquina sin haber pescado ni una herrerita.




La inmobiliaria de los italianos de ojos claros se encuentra en el paseo que media entre el supermercado de abajo y la última rotonda a un paso del mar. La última rotonda consta de tres enormes poyas metálicas de diferentes tamaños dotadas de una cañería por donde sale agua. ¿Invitación a orinar en cuanto te pongas cómodo en la playa y te metas en el agua? ¿Invitación a practicar el coito por derecho tras el abrazo esquemático de la rotonda anterior? El artista de las poyas metálicas con cañería al fondo es el mismo de las multibolas excepto la bola de helado. Es un artista multidisciplinar y multibolar que antiguamente fue el fontanero que instaló toda la fontanería de la casa-estudio que mi mujer vendió. Si entonces mi mujer hubiera sabido que el fontanero iba a ser artista consagrado en Arco, le hubiera hecho firmar su trabajo. Seguro que hubiéramos vendido la casa a mejor precio.


La inmobiliaria de lo italianos de ojos claros formaba parte del conjunto inmobiliario de inmobiliarias y bancos que surgieron como hongos en la avenida muy poco después de que yo adquiriera la antigua casa. La compré sin saber tampoco que formaba parte de una enorme multitud de compradores unidos por el boom del ladrillo como denominación de origen. Es increíble la cantidad de acontecimientos históricos de los que uno es protagonista sin saberlo. Desde el punto de vista inmobiliario podría decirse que soy el mojón que representa la ascensión y caída del ladrillo. La antigua casa fue el pistoletazo de salida para enladrillarlo todo y la nueva casa, el detonante aciago de la crisis brutal. Al poco de comprarla, la inmobiliaria de los italianos de ojos claros desapareció de la avenida para siempre.



(Fragmento de LA HABITACIÓN ROSA, del libro de relatos: “Un escritor sin historia”)



5 comentarios:

Argax dijo...

Usted siga poniéndome largos los dientes...

Incita a leer más, por tanto el fragmento está bien elegido.

Saludos admirativos.

El Porquero de Agamenón dijo...

Señor Argax.
Muchas gracias por sus admirativos saludos. La verdad es que mi pueblo da para mucho.

El Porquero de Agamenón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carmen Alcántara dijo...

¡Hola! ¿se puede? ¡soy tu nueva rotonda! La ventaja que tengo con respecto de otras es que me puedes colocar donde quieras, incluso en el pueblo al que nunca vas, cojonudo ¿qué? ¿no?
Parece ser que en el caso de tu pueblo la proliferación de esos artefactos, según algunos para que la conducción sea más segura, es una cuestión de 'pelotas'.
Discrepo, eso sí, de que la dedicada al sexo rojo haga referencia a una cópula heterosexual ya que, careciendo de tubería alegórica, está más cercana a la tijera lésbica, injustamente ignorada por alcaldes y alcaldías durante siglos. Repito: a esa rotonda le hace falta una buena poya roja. Parecida, quiero pensar, a aquella que tuvo que tragarse el ex-tubero para que le dejasen guardar los trastos a la vista de todo un pueblo.
Para terminar, concluyo: Todo este 'non-sense' era el prólogo de lo importante; ni más ni menos que recordaros que os quiero mucho.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimadísisma y Queridísima(desde cualquier punto de vista) Carmen Alcántara.
I-Las poyas se las reservó el colega para la siquiente rotonda que consta de tres poyas metálicas con cañerías de desagüe incluidas.
II-Difiero totalmente de tu apreciación referente a un revolcón lésbico ya que, aunque el monigote machote,está desprovisto de poya, parece claro que por la diferencia de tamaños y la postura,el monigote más pequeño es hembra y quien se la está encalomando sentado y sin esfuerzo es el monigote macho.
III-Esto es una excusa cualquiera para decirte que nosotros también te queremos mucho y te echamos de menos.¿Cuándo te veremos?Un beso espiritual,sexual y lo que encarte del POrquero y su cerda cónyuge.