Los aeropuertos no forman parte del viaje. Los aeropuertos son incubadoras de un tiempo ciego e igual, como iguales y ciegas son las grandes superficies comerciales que cobijan miles de libros insustanciales. Salir de un aeropuerto es pinchar la burbuja donde nada es.
Uno sale del aeropuerto y nace a la vida. Por eso, tras tomar cualquier transporte y acomodarme en el hotel, necesito salir rápidamente para dejarme llevar por el pie y recuperar la visión.
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