De joven pensaba
que tenía el triunfo al alcance de la mano. Pasó el tiempo y, sin apenas darse
cuenta, fue rebajando sus expectativas. Un buen día se miró al espejo y supo
que el azar presidia las acciones de los hombres. Triunfar o no triunfar, ésa
ya no era la cuestión
3 comentarios:
En alguna parte leí:
Que el triunfo y el fracaso son los peldaños necesarios para llegar a la cima. Y los colocamos según el plano de nuestras expectativas.
Un beso Sr. Porquero.
algo así,señorita Ella,aunque no hay que abusar del fracaso.Su acumulación sólo conduce al pozo.
OTRO BESO.
Y espero sea muy hondo...
Besos a los dos
Publicar un comentario