Hace un tiempo escribí:
“En la mitología griega, Calíope era la musa protectora de
la poesía épica y la elocuencia. En la
iconografía grecolatina y renacentista se la representaba con una tablilla y un
estilete. Tengo el honor de mostrarles a ustedes un verdadero hallazgo. Una
fotografía donde aparece la musa transfigurada en rústica aldeana golpeando con
un bastón a un cerdo. El cerdo que aparece en la fotografía soy yo quien, a
manera de tablilla, recibo un bastonazo de la bondadosa musa como apremio a
escribir. Para no faltar demasiado a la verdad, debo decir que el documento
fotográfico, que ofrezco en primicia, está completado por una grabación sonora
de las palabras que mi querida musa me lanza con la misma vehemencia que su
bastón. En ellas, groso modo, me dice: “Órale,
cerdo cabrón, escribe no más hasta morir y fájate como los buenos”.
En octubre de 2008 subí mi primera entrada. Cuando escribí
el texto anterior, aún no había estado en México. Me la encontré de nuevo en la
pirámide del sol de Teotihuacán mientras una joven mamá ofrecía su hijito a la
bendición de los dioses antiguos. Una sombra se me vino por atrás y me susurró:
“¡No te vires compadre y escucha lo que te digo! Sigue escribiendo, pinche
cabrón, que cada vez vas oliendo mejor las trufas”.
Desde entonces he acabado un libro, Gramática del Cuerpo, y
algunos relatos. Cuando no escribo, camino como forma de ejercitarme en la
disciplina y juego al ping pon, que es mi manera de pulir el estilo.
Esta mañana, al entrar en las interioridades del blog, me
he dado cuenta de que el otro día llegué a los 500 posts, como se dice en la
jerga virtual. Hoy me canto y me celebro a mí mismo, no tanto por los
resultados, que también, (de algunos puedo decir que me siento orgulloso) sino
por mi constancia. De mí puedo decir sin falsa humildad que poseo las tres T;
trabajo, tiempo y un poco de talento. También puedo decir que no espero nada,
salvo perpetuarme en la escritura como forma muy particular e íntima de
instalarme en el tiempo.
4 comentarios:
Me nace felicitarle por esas 500 entradas, que
se dicen fácil, pero no son mas que sinónimo de entrega y
dedicación.
Mi admiración por esa constancia y por la pasión
con la que nos regala sus letras mi querido porquero.
Un enorme beso, que esta vez si se lo merece.
Señorita Ella.
Muchísimas gracias a usted por leerme.
Felicidades de todo corazón.
Gozo de su lectura desde hace mucho tiempo y me gusta pasearme por su blog.
Un abrazo
Señorita Aquí.
Muchísimas gracias.
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