Demasiadas veces vivió la dependencia de los demás como una tortura. Fue entonces cuando rompió todas sus inseguridades y se puso a escribir. Se convirtió en dios. A veces el dios desciende a tierra, deja de escribir y se somete al dictado de los demás. Es un dios irónico. Mientras realiza un trabajo casi siempre anodino, mete la mano en el bolsillo y toca la llave que le abrirá de nuevo las puertas del paraíso.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo: ser capaz de escribir nos convierte en dioses. Estupendas aportaciones. Gracias.
Muy amable,muchas gracias.
Es una hermosa llave que nos permite entrar y salir tantas veces como necesitemos o deseemos.
¿ No es una llave muy grande para llevarla en un bolsillo?
Ah, claro, los dioses las necesitan grandes.
Un abrazo
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