lunes, 11 de julio de 2011

LA LLAVE.


Demasiadas veces vivió la dependencia de los demás como una tortura. Fue entonces cuando rompió todas sus inseguridades y se puso a escribir. Se convirtió en dios. A veces el dios desciende a tierra, deja de escribir y se somete al dictado de los demás. Es un dios irónico. Mientras realiza un trabajo casi siempre anodino, mete la mano en el bolsillo y toca la llave que le abrirá de nuevo las puertas del paraíso.

3 comentarios:

Xoán González dijo...

Estoy de acuerdo contigo: ser capaz de escribir nos convierte en dioses. Estupendas aportaciones. Gracias.

El Porquero de Agamenón dijo...

Muy amable,muchas gracias.

Noite de luNa dijo...

Es una hermosa llave que nos permite entrar y salir tantas veces como necesitemos o deseemos.

¿ No es una llave muy grande para llevarla en un bolsillo?

Ah, claro, los dioses las necesitan grandes.
Un abrazo