Los países angloalcohólicos de la Commonwealth llaman al hígado liver, “el que da vida o vividor” porque antiguamente se creía que el hígado era el órgano vital del cuerpo y no el corazón. La gente moría del hígado porque se ponía amarilla después de haberse puesto morada. El corazón es un órgano tan discreto que prefiere que la gente crea que se ha muerto de otra cosa. En aquella época nadie moría de cardiopatía. No existía por la sencilla razón de que tampoco existían los cardiólogos. Son tan importantes los cardiólogos que se han convertido en los nuevos curas a la hora de amargarnos la existencia.
Todo esto viene a cuento para ilustrar un principio básico de la Gramática que dice que la necesidad de una función, cardiólogo, crea la enfermedad, cardiopatía, que a su vez, crea al órgano, corazón. Si alguien cree que exagero o que cambio la cadena lógica, baste recordar que hasta hace muy poco los sexoadictos no existían como tampoco existía el trastorno bipolar ni el fracaso escolar. Había maníacos-depresivos, folladores natos y niños que cateaban pero no fracasaban por la sencilla razón de que no existían los pedagogos modernos. Los niños de aquella época feliz cateábamos y nos íbamos tranquilamente de vacaciones con nuestros padres.
2 comentarios:
Cajones, casillas, compartimentos, todo para que nos movamos menos que un hueso de aceituna en según que canalillo (qué soez!)
la taxonimía como taxidermia.
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