Reclutar a cien jóvenes talibanes con sus alfanjes bien afilados. Traerlos en un vuelo chárter desde Afganistán y depositarlos en cualquier ciudad de Occidente. Lo más probable es que en un solo día liquidasen a toda la juventud. Al principio irían casa por casa sacando a la gente de sus pantallas múltiples para decapitarlos en medio de la calle. Un poco más tarde, no haría falta. La voz se correría y todos harían por internet una quedada en la plaza más grande para facilitarles el trabajo.
En caso de que los talibanes aterrizaran un fin de semana por la noche, su trabajo sería menos extenuante. Lo más probable es que algunos jóvenes autóctonos, los más influidos por el manga y el gore, se prestaran ellos mismos como auxiliares de los talibanes sin descartar del todo las autodecapitaciones.
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