A pesar de que
no hay ninguna estadística sobre el asunto, este Porquero no tiene la menor
duda de que, a comienzos de los años sesenta, la mujer experimentó un aumento
muy considerable de su belleza.
Conquistó los mundos exteriores del espacio
(Valentina Tereshkova fue la primera mujer astronauta) y también los mundos
interiores e interestelares de su propio cuerpo. La píldora anticonceptiva fue
la nave en la que viajó más segura, más libre y más bella.
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