Cualquier concepto
construido sobre la relación de contrarios conduce inexorablemente a la filosofía oriental, en el peor de los casos.
En el mejor, a la pornografía. La puerta
que se abre es la misma que se cierra, lo que parece cuesta arriba se vuelve
cuesta abajo, uno gira a la derecha que es la izquierda según quien lo mire,
una botella medio llena es, al mismo tiempo, una botella medio vacía, los ojos
se abren y se cierran de par en par como las piernas de las mujeres...
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