En la mecánica cuántica el mundo de las partículas elementales se comporta de manera muy extraña. Son al mismo tiempo partículas y ondas, lo cual significa que pueden estar en todos los sitios a la vez. No son, pues, certezas, sino posibilidades. Es el observador quien, en cierta manera, con su observación las "fija", hace predecible lo que por naturaleza es impredecible. Es decir, cuando las partículas se sienten "observadas" se comportan según las leyes que conoce el observador.
Kant estableció que, aunque existe el mundo, éste no puede ser conocido en sí como noumeno sino como fenómeno, como aparición, y que existe, en tanto que es observado por un sujeto. Sí ahora mismo cae un árbol en un bosque a cinco kilómetros, no oiré el ruido, no existirá la caída como tampoco el árbol. Es el sujeto quien, con su observación, constituye el objeto. La razón,con sus apriorismos,fabrica la realidad...
Ergo, Kant es el más ilustre precedente de la física cuántica. Filosofía y Física, unidas, como en los tiempos antiguos de los griegos ¡Evohé, evohé!